Pasajero 57 (1992)

“Pasajero 57” se presenta como un thriller claustrofóbico que se aferra a la tensión y al suspense, pero, lamentablemente, no logra alcanzar la altitud que prometía. La película, dirigida por Robert Benson, se centra en un escenario aparentemente limitado –un avión – y construye una narrativa que, en principio, es sumamente atractiva: un terrorista de alto perfil, Charles Rane, escapa de su custodia durante un vuelo a Los Ángeles, y se encuentra con un especialista en lucha contra el terrorismo, John Cutter, que se convierte en su única esperanza de supervivencia. Sin embargo, la ejecución, aunque técnicamente competente, revela ciertas debilidades que, en última instancia, diluyen la experiencia.

La dirección de Benson se mantiene constante, priorizando la atmósfera tensa y la sensación de peligro inminente. Las tomas en primer plano, que buscan transmitir la vulnerabilidad de los pasajeros y la amenaza de Rane, funcionan bien, pero a veces se vuelven excesivamente repetitivas, restando dinamismo a la película. No obstante, la fotografía y el diseño de sonido contribuyen significativamente a la atmósfera opresiva, con un uso efectivo del audio para generar la paranoia y la anticipación. El detalle en la recreación del interior del avión es notable y ayuda a inmersionar al espectador en el confinamiento que experimentan los personajes.

La actuación de Paul McKenna como Charles Rane es, sin duda, el punto fuerte de la película. McKenna logra transmitir la frialdad, la inteligencia y la desesperación de un criminal meticuloso y obsesionado. Su interpretación es sutil pero convincente, sugiriendo las motivaciones y el estado mental del personaje sin necesidad de caer en clichés. Mientras que Corey Hawkins, como John Cutter, ofrece una actuación competente, aunque menos memorable. La química entre ambos actores es moderada, y sus interacciones, a pesar del peligro inminente, a veces resultan un poco artificiales. El resto del elenco, interpretado por un grupo de actores secundarios, es, en general, carente de profundidad, relegados a roles secundarios que sirven para impulsar la trama, pero no para generar una conexión emocional con la audiencia.

El guion, escrito por Benson y Mark Williams, se basa en un concepto interesante, pero su desarrollo es desigual. La trama se mantiene tensa durante gran parte del tiempo, gracias a los constantes obstáculos que Rane presenta a los pasajeros y a Cutter. Sin embargo, hacia el final, la resolución se siente apresurada y algo decepcionante. Se intenta incluir elementos de intriga política y de conspiración, pero estos se integran de forma superficial, y no ofrecen una explicación convincente para las acciones de los personajes. La película podría haber explorado más profundamente las motivaciones de Rane y las consecuencias de sus crímenes, generando así una experiencia más rica y significativa. La construcción de la amenaza, en lugar de ser orgánica, a veces se siente forzada, lo que reduce la sensación de riesgo real.

En definitiva, “Pasajero 57” es una película entretenida que ofrece un buen entretenimiento de suspense, pero que carece de la originalidad y la profundidad necesarias para ser considerada un clásico del género. Se trata de un thriller claustrofóbico que cumple su cometido de mantener al espectador en vilo, pero que no logra dejar una impresión duradera.

Nota: 6/10