Pasajero oculto (2020)

“Pasajero Oculto” (Hidden Passenger) no es una película que redefine el género de terror bélico, pero sí que logra crear una atmósfera inquietante y perturbadora, tejiendo una historia de suspense psicológico en la soledad de un avión de guerra. La película, dirigida por Robert Climent, no se centra en efectos especiales grandilocuentes, sino en el juego sutil de la tensión y la sugestión, lo cual, para algunos espectadores, puede resultar tanto una fortaleza como una debilidad.

El núcleo de la narrativa reside en la Capitana Maude Gardner, interpretada con una notable compostura y una fuerza contenida por Lena Olin. Olin no recurre a excesos de dramatismo; su actuación es natural y creíble, transmitiendo la determinación y el miedo de Maude con una sutileza admirable. La película construye a Maude como una mujer fuerte, endurecida por la guerra y la responsabilidad, pero también vulnerable ante la amenaza invisible que la acecha. La relación entre Maude y el joven pasajero, interpretado por David Warner, aunque algo predecible en su desarrollo, aporta un elemento de humanidad y un conflicto moral al dilema que se enfrenta la piloto. Warner ofrece una interpretación correcta, aunque sin aportar demasiada profundidad a su personaje.

El guion, escrito por Frank Cavazo, se basa en una premisa original y claustrofóbica: un vuelo largo durante la Segunda Guerra Mundial, donde el espacio reducido del avión se convierte en una prisión mental. La película sabe jugar con la percepción del espectador, utilizando el sonido, la iluminación y la puesta en escena para generar una sensación de incomodidad y paranoia. Sin embargo, el guion no siempre logra evitar clichés del género y algunas situaciones parecen forzadas, buscando el susto fácil en lugar de generar un verdadero miedo psicológico. La lentitud del ritmo, a pesar de ser comprensible dada la atmósfera que se busca crear, puede resultar frustrante para algunos, y a veces la película se diluye en la contemplación del vacío y la tensión sin avanzar significativamente la trama.

La dirección de Climent es notable en su capacidad para crear un ambiente de opresión y aislamiento. La fotografía, en tonos oscuros y apagados, contribuye a la sensación de claustrofobia y desesperación. El diseño de producción y el vestuario son impecables, sumergiendo al espectador en la época y el contexto de la guerra. No obstante, la banda sonora, aunque efectiva en algunos momentos, termina sonando repetitiva, lo que disminuye su impacto general.

En definitiva, “Pasajero Oculto” es una película de terror atmosférico que, aunque no llega a ser sobresaliente, ofrece una experiencia visualmente interesante y una dosis de suspense psicológico que puede resultar satisfactoria para los amantes del género. No es una película que te dejará sin aliento, pero sí que te hará pensar en la fragilidad de la mente humana y el terror que puede acechar en los lugares más inesperados.

Nota: 6/10