Paskal (2018)

“Paskal” no es, en absoluto, una película de acción convencional. Olvida las explosiones ensayadas y los enfrentamientos coreografiados. En su lugar, nos entrega una experiencia visceral, claustrofóbica y profundamente perturbadora que se adentra en la psique de un grupo de militares de élite, desvelando las consecuencias devastadoras de un simple error. La película, basada en hechos reales, logra crear un ambiente de tensión constante, no por la amenaza evidente, sino por la lenta erosión de la confianza y la moralidad entre los personajes.

La dirección de Harun Abdullah es magistral, aunque no necesariamente en el sentido tradicional. No busca espectacularizar la acción, sino que utiliza una puesta en cámara minimalista, planos cortos y una paleta de colores apagada, que acentúan la sensación de encierro y desorientación. El uso del sonido es particularmente efectivo, creando un ambiente sonoro inquietante que te transporta directamente a la unidad PASKAL. Hay momentos, especialmente durante las situaciones de tensión, en los que el silencio es tan poderoso como cualquier diálogo. La película se siente como un reporte de campo, un testimonio crudo de lo que sucedió, en lugar de una narrativa pulida.

El elenco, liderado por Zul Irsal, se encuentra en plena forma. Zul Irsal, en particular, ofrece una interpretación absolutamente convincente como el Sargento Adam, un líder curtido y atormentado por su pasado. Su evolución, a lo largo de la película, es sutil pero impactante, mostrando cómo el pánico y la duda pueden corroer incluso a los individuos más entrenados. El resto del reparto también se muestra firme, con cada actor aportando un matiz único a la compleja dinámica del grupo. Es importante destacar que la película no glorifica la guerra o las operaciones militares, sino que explora las consecuencias humanas del conflicto, tanto físicas como psicológicas.

El guion, firmado por Harun Abdullah y Amir Muhammad, es el punto fuerte de la película. Evita los clichés del género de acción, optando por un enfoque realista y oscuro. La trama, aunque sencilla en su premisa, se desarrolla a un ritmo pausado, permitiendo que los personajes resalten y que las emociones se traduzcan en la pantalla. La película explora temas como la responsabilidad, el honor, la lealtad y las consecuencias del trauma, sin ofrecer respuestas fáciles. Si bien podría haber beneficiado de una mayor profundidad en algunos personajes secundarios, la coreografía de la historia y el desarrollo emocional son suficientes para mantener el interés del espectador. El uso de flashbacks, integrados de forma orgánica a la narrativa principal, añaden capas de complejidad a la trama y ofrecen pistas cruciales sobre el pasado de los protagonistas.

En definitiva, “Paskal” es una película que se queda en la mente mucho después de que termina. No es un espectáculo visualmente deslumbrante, pero sí es una experiencia cinematográfica que provoca reflexión y que te recuerda la fragilidad de la condición humana frente a la adversidad. Es un retrato honesto y perturbador de un evento real, con un impacto emocional considerable.

Nota: 7.5/10