Passengers (2016)

“Passengers” es una película que, a pesar de sus ambiciones visuales y de explorar ideas complejas sobre el tiempo y la soledad, finalmente se queda corta en su ejecución. Dirigida por Morten Tyldum (conocido por “El Ladrón de Momentos”), la cinta se presenta como un thriller de ciencia ficción con elementos románticos, pero su ritmo irregular y un guion a veces torpe dificultan la inmersión completa del espectador.

Chris Pratt y Jennifer Lawrence interpretan a James Reynolds y Aurora Lane, respectivamente, dos tripulantes de la nave espacial Svalborg que se encuentran en una hibernación profunda tras un viaje de 90 años a Kepler-186f. La premisa es fascinante: la avería, provocada por un impacto de meteorito, lleva a que James se despierte 90 años antes de su destino. La idea de la soledad, el aislamiento y el miedo a la incertidumbre es poderosa, y Tyldum la explora con cierta maestría, especialmente a través de la interpretación de Lawrence. Su Aurora, inicialmente frágil y perdida, evoluciona a lo largo de la película, mostrando una fuerza interior que sorprende y conmueve. Pratt, por su parte, aunque efectivo en el papel del chico torpe y enamorado, carece de la profundidad emocional que la historia exige. Le falta una conexión más palpable con el espectador, lo que limita su impacto.

En cuanto al guion, aunque la idea inicial es brillante, la trama se complica con la inclusión de un “príncipe” de la nave, Harrier (Forest Whitaker), con una misión secreta que añade capas de complejidad innecesarias. Esta intriga, aunque visualmente bien ejecutada, ralentiza el ritmo de la película y desvía la atención del espectador del conflicto central: la lucha de James y Aurora por encontrar una manera de sobrevivir y, sobre todo, de conectar emocionalmente.

Visualmente, "Passengers" es un festín para la vista. Los sets de la nave son grandiosos y detalles de diseño increíblemente elaborados. La dirección de fotografía es soberbia, creando ambientes oscuros y claustrofóbicos en las secciones abandonadas de la nave, contrastando con la luz artificial y la esperanza de las áreas habitables. El diseño de producción merece una mención especial. La banda sonora, aunque no sobresale, complementa las escenas clave y contribuye a la atmósfera general.

Sin embargo, la película sufre de un ritmo irregular. Hay momentos de tensión genuina intercalados con escenas de diálogo torpes y momentos de romanticismo forzado. La relación entre James y Aurora, que debería ser el corazón de la película, carece de química y se siente superficial. El intento de añadir un elemento de “thriller” con la “invasión” de los “alterados” es lograda, pero añade complejidad sin aportar una profundidad significativa.

En definitiva, "Passengers" es una película con potencial, que a pesar de sus errores, ofrece momentos memorables gracias a su estética visual y a las buenas actuaciones de Jennifer Lawrence. Pero su guion inconsistente y su ritmo desigual la condenan a ser una experiencia interesante, pero no especialmente satisfactoria.

Nota: 6/10