Passion (2013)

“Passion” es un drama erótico que, aunque no alcanza la intensidad de su predecesora francesa, logra generar un compromiso visual y emocional que la convierte en una experiencia cinematográfica perturbadora y, en última instancia, fascinante. Dirigida por Patrick Lackert, esta adaptación de “Crime d'amour” se adentra en las profundidades de una relación profesional y personal que evoluciona de un irresistible romance a una espiral de odio, celos y traición, donde el deseo y la manipulación se entrelazan con un poderío económico y social palpable.

El guion, adaptado y reescrito por Lackert, se centra en la dinámica entre Isabelle, interpretada con una vulnerabilidad magnética por Léa Seydoux, y Christine, encarnada con una frialdad calculada por Stacy Martin. La película no se dedica a explicar las motivaciones de sus personajes; en cambio, la sumerge en la creciente tensión y la palpable incomodidad que surgen de sus encuentros. La narrativa se construye sobre la observación, la sugestión y el silencio incómodo, dejando al espectador con la incertidumbre constante de cuál de los dos será la siguiente en romper el orden establecido. La película no busca ser un melodrama convencional. Las escenas son largas, contemplativas, permitiendo que el espectador absorba el deterioro de la relación, a menudo a través de miradas, gestos y el ritmo pausado de la cámara. El guion, sin embargo, no siempre justifica la lentitud; algunas escenas podrían haberse condensado sin perder su impacto.

Las actuaciones son el corazón de la película. Léa Seydoux ofrece una interpretación exquisita, capaz de transmitir la ambivalencia de Isabelle, quien lucha entre su atracción por Christine y la creciente repugnancia que siente hacia ella. Stacy Martin, por su parte, logra que Christine se perciba como una figura imponente, casi sobrenatural, que ejerce un control absoluto sobre la situación. Su presencia está constantemente sentida, incluso en los momentos en que no aparece directamente en pantalla. La química entre las dos actrices es innegable, alimentando la tensión y el misterio que envuelven la historia. La dirección de arte es impecable, recreando con maestría el ambiente glamuroso y opresivo de la agencia publicitaria, con sus oficinas lujosas, sus viajes exóticos y sus reuniones discretas. La fotografía de Christophe Marchand, con una paleta de colores sólidos y contrastes marcados, contribuye a crear una atmósfera sombría y provocadora.

Si bien “Passion” no es una obra maestra revolucionaria, sí es un ejercicio de control y tensión psicológica muy bien ejecutado. Su fuerza reside en su capacidad para generar preguntas sin ofrecer respuestas fáciles, para dejar al espectador con la sensación incómoda de que la verdadera naturaleza de la relación entre Isabelle y Christine es, en última instancia, incomprensible. La película no busca la justificación moral, sino que se deleita en explorar los límites del deseo, el poder y la manipulación. Es un retrato de la ambición desmedida y las consecuencias devastadoras que puede tener cuando se combina con la pasión. La película finaliza con un giro inesperado, que, aunque un poco abrupto, añade una capa de complejidad a la historia y refuerza el mensaje subyacente sobre la fragilidad de la identidad y la búsqueda de la autoafirmación.

Nota: 7/10