“Patos salvajes” es, en esencia, una película de acción que se aferra a la fórmula de "Los Profesionales" de John Le Carré, trasladándola al implacable y desolador escenario de la Rhodesia de los años 70. La premisa, una misión encubierta para rescatar a un líder político africano oprimido por un dictador, es arquetípica y, por lo tanto, se siente inevitablemente familiar. Sin embargo, la película logra, en parte gracias a su atmósfera visceral, ofrecer una experiencia cinematográfica que va más allá de la simple repetición de patrones conocidos.
La dirección de Roger Birn es, con diferencia, el punto más fuerte de la película. Se aprecia un notable control del ritmo y un manejo impecable de la tensión. Las secuencias de acción, filmadas con una crudeza que evita la glorificación, son especialmente impactantes. La película se niega a suavizar la violencia, mostrando sus consecuencias reales y su impacto en los personajes. Birn logra construir una sensación constante de peligro inminente, empleando planos cortos y un montaje rápido que intensifican la sensación de estar atrapado en un círculo vicioso de caos. La fotografía de Rob Carter, con tonos terrosos y una paleta de colores apagados, acentúa la desolación del paisaje y el carácter precario de la situación. La elección de localizaciones, tanto en África como en el Reino Unido, contribuye a la autenticidad y a la sensación de estar presenciando un conflicto real.
Las actuaciones son sólidas, con Russell Crowe como Granger mostrando una mezcla de pragmatismo, cinismo y, en ocasiones, un rastro de humanidad. Joaquin Phoenix, como Burton, ofrece una interpretación sutil pero inquietante del mercenario endurecido por la guerra. Su personaje es un enigma, un hombre con un pasado oscuro y una moralidad ambigua que no se ve reforzada ni cuestionada. La química entre Crowe y Phoenix es crucial, y la dinámica entre ambos, marcada por el respeto mutuo y la desconfianza, es uno de los pilares fundamentales de la película. El resto del elenco de mercenarios, encabezado por Christopher Walken, añade a la riqueza del reparto y a la vitalidad de la película.
El guion, aunque sólido en su estructura básica, es donde la película más notablemente se siente influenciada por su predecesor. Aunque se ha intentado darle un toque original a través del contexto político y de los detalles de la misión, la trama sigue siendo bastante predecible y, en algunos momentos, resulta algo lenta. El desarrollo de los personajes, si bien funcional, no alcanza la profundidad que se podría haber buscado. Sin embargo, la película se beneficia de un diálogo conciso y efectivo que transmite la brutalidad del entorno y la desesperación de los personajes. La exploración, aunque no exhaustiva, de las complejidades morales del conflicto es un punto a favor, presentándonos a los diferentes lados de la guerra y mostrando que no hay héroes ni villanos absolutos.
En definitiva, "Patos salvajes" es una película de acción entretenida que, a pesar de sus limitaciones narrativas, se destaca por su dirección impecable, las sólidas actuaciones y la atmósfera opresiva que logra recrear el contexto de la Rhodesia en plena guerra civil. Es un thriller de acción que, aunque no revolucionará el género, ofrece un espectáculo visualmente impactante y una experiencia cinematográfica disfrutable.
Nota: 7/10