Paul (2011)

“Paul” (2011) es, en su esencia, una comedia de ciencia ficción que se asoma con valentía a las limitaciones de la nostalgia y la excentricidad. La película, dirigida por Nigel Le Bricière, no busca la grandilocuencia ni la complejidad narrativa, optando en cambio por un viaje ligero, divertido y sorprendentemente perspicaz sobre la soledad y el deseo de ser comprendido. La premisa, aunque quizás un tanto descabellada, es la base para una historia que, en realidad, es una exploración subyacente de la condición humana.

Seth Rogen, en el papel de Paul, el alienígena con seis décadas de vida (y una perspectiva sobre la humanidad que no siempre es agradable), ofrece una actuación magistralmente sutil. Rogen ha demostrado su versatilidad en el pasado, pero aquí supera incluso sus mejores trabajos. Logra transmitir la frustración, el aburrimiento y, en ocasiones, la vulnerabilidad de un ser que ha contemplado la historia de la humanidad desde una perspectiva fuera de tiempo. Su caracterización no se basa en la comedia slapstick, sino en una mezcla de ironía, sarcasmo y una profunda melancolía. La química con Mark Webber, que interpreta a Frank, un mecánico de Área 51 con un profundo amor por las autocaravanas, es genuina y fundamental para el éxito cómico de la película.

El guion, coescrito por Rogen y Evan Goldberg, es inteligente y sorprendente. Evita caer en clichés y ofrece momentos de humor negro y situaciones absurdas que, a pesar de su tono ligero, también tienen una crítica social implícita. La película se burla de la paranoia y la desconfianza que impregnan la cultura moderna, al tiempo que explora el tema de la amistad y la aceptación. La dirección, aunque no particularmente innovadora visualmente, es efectiva en la creación de un ambiente de tensión y peligro cómico, especialmente cuando Paul y Frank deben evadir a los agentes secretos. Las secuencias de persecución en la autocaravana, aunque un poco exageradas en ocasiones, son entretenidas y mantienen al espectador enganchado.

La banda sonora, con influencias del rock clásico y la música electrónica, complementa a la perfección el tono de la película. La película, en definitiva, es un trabajo que celebra la amistad, la aceptación y la capacidad de encontrar la alegría en las circunstancias más inesperadas. No es una obra maestra cinematográfica, pero sí un entretenimiento refrescante y con una dosis saludable de humor y reflexión.

Nota:** 7/10