Paul Williams Still Alive (2011)

Stephen Kessler nos regala con 'Paul Williams Still Alive' un retrato melancólico y, a la vez, profundamente conmovedor del artista Paul Williams, un nombre que resuena con la nostalgia de una época dorada del rock and roll y el cine. La película no es un biopic convencional, sino más bien un íntimo viaje a través de la vida y la mente de un hombre que, tras una desaparición prolongada, sigue manteniendo su oficio y su esencia, sorprendiendo al público con sus giras ocasionales. Kessler no se limita a narrar la biografía de Williams; lo que ofrece es una exploración de la persistencia, la fe en uno mismo y la aceptación de los fracasos y las oportunidades perdidas.

La dirección de Kessler es notablemente sutil y observacional. No hay grandilocuencia ni explosiones de drama, sino una atención meticulosa a los pequeños detalles, a la atmósfera y al lenguaje corporal de Williams. Utiliza el flashback con moderación, integrándolos de forma orgánica en el presente, lo que permite al espectador construir su propio conocimiento del artista y de sus decisiones. La película se siente como una conversación sincera, como si estuvieras sentado en la habitación con Williams, escuchando sus anécdotas y reflexiones. Kessler, en lugar de imponerle una historia, le da espacio para que el propio Williams cuente su vida, utilizando entrevistas de archivo y reconstrucciones que no buscan espectacularizar, sino aportar autenticidad y profundidad a la experiencia.

La actuación de Paul Williams es, por supuesto, el corazón de la película. Williams no sólo es el protagonista, sino también el director ejecutivo de su propia historia. Su presencia en pantalla es magnética, y su vulnerabilidad, su humor y su genuino afecto por su música son palpables. La película le permite mostrar su lado más íntimo, revelando la lucha constante entre el éxito y la decepción, la esperanza y el miedo. El resto del elenco es excelente, aportando matices a la narrativa sin eclipsar la presencia central de Williams. Particularmente el personaje de la hija de Williams, interpretada de forma sutil y conmovedora, simboliza la sombra de las oportunidades perdidas y el peso del legado.

El guion es una de las mayores fortalezas de la película. Evita los clichés de la biografía musical, centrándose en la humanidad del personaje, en sus relaciones interpersonales y en su proceso creativo. Se exploran las razones detrás de su silencio, las dificultades financieras que enfrentó y las amistades que cultivó. La película no pretende glorificar a Williams, sino mostrarlo como un ser humano complejo, con virtudes y defectos, que ha logrado mantener viva su pasión a pesar de las adversidades. El ritmo es pausado, permitiendo que el espectador se sumerja en la vida del protagonista y se conecte emocionalmente con su historia. A pesar de la ausencia de grandes momentos espectaculares, la película logra mantener el interés del espectador gracias a su honestidad y a su sensibilidad.

‘Paul Williams Still Alive’ es una película que te cala hasta los huesos. No es un hito cinematográfico, pero es un regalo para aquellos que valoran la autenticidad, la empatía y la belleza de una historia poco contada. Es un testimonio de la perseverancia y un recordatorio de que la verdadera grandeza a menudo se encuentra en las cosas más sencillas.

Nota: 7/10