Peggy Sue se casó (1986)

“Peggy Sue se casó” es una película que, a primera vista, parece una simple comedia romántica con toques de ciencia ficción. Sin embargo, bajo su superficie ligera se esconde una reflexión sorprendente sobre el arrepentimiento, la nostalgia y la búsqueda de una segunda oportunidad. Joe Dante, director conocido por su habilidad para mezclar géneros, entrega una pieza cinematográfica que, aunque no revolucionaria, posee una peculiaridad y una profundidad emocional que la diferencian de la producción habitual.

La premisa, si bien extraña, es lo que la película realmente salva. La idea de que Peggy Sue (Kathleen Turner), una mujer atrapada en la rutina y el dolor de una ruptura, viaje en el tiempo para corregir sus errores pasados, es lo suficientemente intrigante como para mantener el interés del espectador. Turner ofrece una actuación matizada y convincente. Logra transmitir la desesperación y la vulnerabilidad de Peggy Sue con una naturalidad que va más allá de la simple elegancia que se esperaría de una actriz de su calibre. Su interpretación es un pilar fundamental de la película, aportando una humanidad palpable a un concepto inherentemente abstracto.

La dirección de Joe Dante es notablemente precisa. La película se beneficia de una estética visual que oscila con maestría entre lo kitsch de los años 70 y la atmósfera onírica del viaje temporal. Hay escenas que recuerdan a las comedias adolescentes de la época, con sus colores vibrantes, sus locaciones características y sus diálogos ingeniosos. Pero en el mismo plano aparecen elementos visuales que sugieren lo extraño y lo irreal de la experiencia de Peggy Sue, creando un efecto de contraste inquietante que resalta el sentimiento de pérdida y la búsqueda de un futuro mejor.

El guion, escrito por Dante y Peter Watson, funciona con una agilidad sorprendente. A pesar de su complejidad temática, la película evita caer en clichés y utiliza el viaje en el tiempo como una metáfora poderosa sobre la posibilidad de cambiar el destino. Las secuencias de flashback son especialmente bien construidas, mostrando momentos clave de la juventud de Peggy Sue de manera convincente. Sin embargo, a veces, la película se deja llevar por la formalidad del género de ciencia ficción, recurriendo a explicaciones innecesarias que ralentizan el ritmo narrativo. La evolución del personaje de Peggy Sue, a medida que regresa a su pasado, es gradual pero satisfactoria, permitiendo al espectador conectar con sus dilemas y sus aspiraciones.

En definitiva, “Peggy Sue se casó” es una película que recompensa al espectador que está dispuesto a dejarse llevar por su peculiaridad. No es una obra maestra del cine, pero sí una propuesta original, entretenida y que invita a la reflexión sobre la importancia de aprender del pasado y la persistencia de la esperanza.

Nota: 7/10