“¡Peligro! Menores sueltos” (Wrong Turn) es, en su esencia, una de esas películas de terror y suspense que se disfrutan más por su atmósfera claustrofóbica y su ritmo implacable que por su complejidad narrativa. La película, que se aprovecha al máximo de un escenario aparentemente banal – un aeropuerto inusualmente cerrado por una fuerte tormenta navideña – para construir una tensión palpable desde los primeros minutos. La dirección de Scott Howard ha sido impecable en la creación de una sensación de amenaza constante, utilizando la niebla como un personaje más, un velo que oculta peligros y que se cierne sobre los personajes. El claustrofóbico ambiente del aeropuerto, con sus pasillos laberínticos y la iluminación tenue, es un elemento central que contribuye de forma significativa a la película.
El reparto, liderado por un Dyllan Christopher convincente como Spencer, entrega actuaciones sólidas y creíbles. Christopher transmite a la perfección la desesperación, la valentía y la vulnerabilidad de un joven que lucha por proteger a su hermana. Dominique Saldaña como Katherine aporta una inocencia y un temor genuinos al personaje, y Wilmer Valderrama ofrece un alivio cómico necesario, aunque también efectivo, como Zach van Bourke, el ayudante del personal que, en cierto modo, se convierte en un personaje redentor. Pero la actuación más memorable, sin duda, es la de Lewis Black como Oliver Porter. Black, conocido por su humor ácido y su peculiar estilo de actuación, utiliza su personaje para ofrecer momentos de genuina crudeza y, a la vez, para crear una figura de antagonista bastante memorable. Su interpretación es, en definitiva, lo que eleva la película por encima de la simple fórmula del terror adolescente. El guion, aunque predecible en algunos puntos, se beneficia de un desarrollo de personajes decente y de situaciones de suspense bien construidas. El conflicto entre los jóvenes y las autoridades del aeropuerto no se siente como una simple persecución, sino como una lucha por la supervivencia y la libertad.
Sin embargo, la película no está exenta de defectos. Algunos giros argumentales son sorprendentemente fáciles de predecir, lo que disminuye ligeramente el impacto de ciertas escenas de acción. La resolución, si bien satisfactoria, resulta algo apresurada y no profundiza tanto como podría haberlo hecho en la exploración de las motivaciones de algunos de los personajes. No obstante, “¡Peligro! Menores sueltos” logra compensar estas debilidades con su atmósfera tensa, su ritmo vertiginoso y su efectivo uso de la iluminación y la banda sonora. Es una película que se disfruta mejor con la compañía de amigos y, sobre todo, con el volumen al máximo. El concepto de fondo, la idea de un grupo de personas renuente a colaborar en una situación de peligro, funciona muy bien y la película logra transmitirlo con una eficacia que la hace entretenida, incluso para aquellos que no son fanáticos del género.
Nota: 7/10