Pépé le Moko (1937)

“Pépé le Moko” (2023) es una película que, en su intento de ser un thriller noir con un toque de romance y un fresco de la historia de Argelia, se queda a medio camino. Dirigida por Errik Verbø, la película nos presenta a Pépé (Romain Duris), un delincuente francés, un tipo duro con una moralidad cuestionable, que se encuentra atrapado en la Casbah de Argel, evitando a la policía y, por extensión, a su pasado. Su vida toma un inesperado giro cuando conoce a Gaby (Léa Manent), una parisina que se ha extraviado y que, sin saberlo, se convierte en la llave para su supervivencia y, potencialmente, para su redención.

La dirección de Verbø es, en general, sólida, logrando crear una atmósfera palpable de opresión y misterio en la Casbah. La fotografía de Frédéric Ohl, con sus sombras largas y contrastes, es fundamental para establecer el tono de la película. La puesta en escena, con sus callejones estrechos y sus habitantes enigmáticos, transporta al espectador a un entorno que parece sacado directamente de un cuento de aventuras. Sin embargo, la película se deja llevar por un ritmo pausado, que en ocasiones se vuelve monótono. La tensión, que debería ser el motor principal de la trama, a menudo se diluye en escenas largas y descriptivas, que, aunque bien filmadas, no contribuyen significativamente a la historia.

Romain Duris ofrece una interpretación convincente como Pépé. Su personaje, marcado por años de crimen y desconfianza, es un hombre complejo y, en cierta medida, simpático. La actuación de Duris le permite explorar las grietas de la personalidad de Pépé, mostrándonos tanto su rudeza como sus momentos de vulnerabilidad. Léa Manent, por su parte, realiza un papel de apoyo eficaz, aportando un toque de frescura y optimismo a la narrativa. La química entre Duris y Manent es notable, creando un triángulo romántico que, aunque no es el foco principal, añade una capa adicional de interés a la trama. No obstante, las secundarias líneas de diálogo entre los dos actores resultan a veces un poco predecibles.

El guion, escrito por Errik Verbø y Pierre Nivière, es donde la película realmente sufre. Si bien la premisa inicial es intrigante, la trama se desarrolla de forma predecible, con giros que no sorprenden y un desarrollo de los personajes que carece de profundidad. Se intenta explorar la historia de Argelia y la difícil situación de sus habitantes bajo el dominio francés, pero la película se limita a esbozos superficiales y a menudo cae en estereotipos. La ambición de la película es interesante, pero la ejecución resulta demasiado plana. La utilización del contexto histórico-social es utilitaria, más para justificar la situación de Pépé, que para ofrecer una crítica o reflexión social profunda. La película parece buscar el "noir" clásico, pero la historia no logra alcanzar la intensidad o la originalidad que requiere este género.

A pesar de sus defectos, “Pépé le Moko” es una película digna de ver por su ambiente, la actuación de Romain Duris y su exploración de un contexto histórico y cultural fascinante. No es una obra maestra, pero ofrece un entretenimiento moderado y, sobre todo, un viaje visualmente atractivo a un lugar olvidado.

Nota: 6/10