Perros árticos (2019)

“Perros Árticos” no es solo una película animada, es un torbellino de color, energía y una improbable historia de amistad que resuena más allá de las fronteras del Ártico. La película, dirigida por Jake Roberts, logra un equilibrio sorprendentemente efectivo entre la comedia pura y la aventura de ciencia ficción, ofreciendo un entretenimiento refrescante y, en cierto modo, reivindicativo.

La narrativa, al principio, podría parecer un cliché: el underdog que anhela algo más. Swifty, el zorro ártico, es un personaje entrañable, con un espíritu innegablemente optimista a pesar de sus limitaciones. Sin embargo, Roberts y el equipo de guionistas elevan la premisa convirtiéndola en algo mucho más significativo. La película no se limita a ser una comedia de acción; explora temas de ambición, identidad y, crucialmente, la importancia de la comunidad. La trama se complica de manera inteligente, manteniendo al espectador comprometido con cada giro y presentando a los personajes secundarios, como el gruñón PB o el excéntrico Lemmy, como verdaderos pilares del argumento.

Las interpretaciones son, en general, sólidas. El actor de voz que da vida a Swifty consigue transmitir a la perfección su vulnerabilidad y su creciente determinación. La voz de PB, interpretada por Vaughn Scott, aporta una capa de humor y melancolía que define al personaje. Pero es la actuación de la actriz que da vida a Jade Fox, una fuerza de la naturaleza con un corazón de oro, la que realmente destaca. Su rapidez de diálogo y su mirada penetrante reflejan a la perfección el carácter formidable que la define. Las voces de los demás personajes complementan la película a la perfección.

Visualmente, “Perros Árticos” es una explosión de creatividad. El diseño de producción es meticuloso, desde los detalles del Arctic Blast Delivery Service hasta la decadencia futurista de la fortaleza de Doc Walrus. La animación, especialmente en las secuencias de acción, es fluida y vibrante, aprovechando al máximo los colores y texturas del entorno ártico. El director Roberts demuestra un dominio excepcional del ritmo, alternando momentos de comedia slapstick con secuencias de acción más elaboradas y efectos visuales impresionantes. La banda sonora, con un estilo funk y soul que acompaña perfectamente al tono de la película, es otro de sus puntos fuertes.

Sin embargo, no está exenta de algunos pequeños fallos. El ritmo, en ocasiones, puede sentirse un poco apresurado, especialmente en la segunda mitad de la película. Además, algunos de los efectos especiales, si bien notables, no siempre alcanzan la misma calidad que el resto de la producción. Pero estos pequeños defectos son fácilmente perdonados ante la alegría general que transmite la película. “Perros Árticos” es una película que se queda grabada en la memoria, un recordatorio de que incluso el zorro más pequeño puede lograr grandes cosas con la ayuda de sus amigos.

Nota: 8/10