Pesadilla en Elm Street 2: La venganza de Freddy (1985)

“Pesadilla en Elm Street 2: La venganza de Freddy” es un ejemplo perfecto de cómo continuar una franquicia que ya ha establecido un referente aterrador. El regreso a la inquietante atmósfera de Elm Street no es un simple reciclaje, sino una evolución lógicamente construida que, aunque no alcanza la perfección del original, ofrece una experiencia de terror satisfactoria y, en muchos aspectos, superior.

El director Wes Craven, en su incursión en el mundo de los sueños, no se limita a repetir elementos de la primera entrega. Si bien la idea central de Freddy Krueger como una entidad que acecha en las pesadillas persiste, la película se centra más en la dinámica personal entre los jóvenes de la familia, especialmente la relación entre Ryan y su novia, Tina. Craven se atreve a explorar las inseguridades y la vulnerabilidad de los personajes, lo que le otorga una capa de profundidad emocional que la primera película carecía. La película no se limita a ser un susto tras susto, sino que utiliza el terror psicológico para investigar el trauma y el miedo a la pérdida, temas que resuenan con fuerza en la adolescencia.

Las actuaciones son sólidas en general. Johnny Depp, en su debut como actor, está especialmente convincente como Ryan, un chico inseguro que lucha contra sus propias demonios, tanto en la vida real como en el mundo de los sueños. Robert Englund, por supuesto, regresa como Freddy, y su interpretación mantiene la crueldad y la amenaza características del personaje, pero también introduce un toque de vulnerabilidad que, aunque sutil, revela una faceta más compleja de Krueger. La química entre Depp y Englund es palpable, y la tensión dramática que surge de sus interacciones contribuye significativamente al impacto emocional de la película.

Sin embargo, la película no está exenta de fallos. El guion, en algunos momentos, se vuelve un poco repetitivo, recurriendo a la misma fórmula de "susto repentino" que funcionó tan bien en la primera entrega. Además, la trama, aunque intrincada en ciertos puntos, puede resultar un poco confusa para el espectador ocasional. No obstante, Craven se esfuerza por elevar la narrativa más allá de los sustos, proponiendo una visión del mundo onírico que, aunque no siempre es completamente original, es visualmente impactante y conceptualmente interesante. La banda sonora, con su mezcla de música electrónica y sonidos perturbadores, complementa perfectamente la atmósfera de horror psicológico.

En definitiva, “Pesadilla en Elm Street 2: La venganza de Freddy” es una secuela inteligente y escalofriante que demuestra que la franquicia tiene la capacidad de evolucionar y mantener su terror esencial. Es un clásico del cine de terror de los 80 que sigue inquietando y entretiene a generaciones de espectadores.

Nota: 7.5/10