Pesadilla en Elm Street 5: El niño de los sueños (1989)

“Pesadilla en Elm Street 5: El niño de los sueños” es una película que, inevitablemente, se siente como una sombra alargada de sus predecesoras. La promesa inicial de un enfrentamiento final con Freddy Krueger se diluye en un melodrama familiar con un monstruo de pesadillas que, en este caso, parece más preocupado por el bienestar de un bebé recién nacido que por el terror psicológico que caracterizó a la saga. La cinta, dirigida por Jamie Babbit, intenta revitalizar la franquicia, pero termina siendo un ejercicio de nostalgia barata y con una ejecución que, en general, no consigue conectar con la esencia que hizo de "Pesadilla en Elm Street" un clásico del cine de terror.

El guion, co-escrito por Jack Sholder y Wes Craven (quien ya no está involucrado en la producción), es quizás su mayor debilidad. Se apoya demasiado en elementos familiares – el bebé que se convierte en objetivo, el sueño lúcido, la lucha contra una entidad maligna que se manifiesta a través de los sueños – sin aportar nada verdaderamente nuevo o original. Las tramas secundarias, centradas en la relación de Alice y Dan, se sienten forzadas y poco convincentes, utilizando clichés del drama romántico para añadir peso emocional a una historia que necesita mucho más. La película depende excesivamente de flashbacks, a menudo innecesarios, que no logran construir una conexión fuerte con el pasado de Alice y Dan, ni tampoco explican de manera satisfactoria por qué Freddy regresa. La lógica de la historia se tambalea, con revelaciones abruptas y decisiones de personajes inconsistentes.

Las actuaciones son una mezcla de decentes y decepcionantes. Heather Langenkamp, como Alice, mantiene su presencia icónica, pero su personaje se siente desaprovechado y demasiado pasivo. Nadia Alexander, quien interpreta a la embarazada Alice, ofrece una interpretación sólida, pero su personaje carece de profundidad y complejidad. El villano, Freddy Krueger, está casi ausente, representado principalmente por sus efectos especiales y sus gruñidos amenazantes. Robert Englund, quien lo encarnó durante tantos años, tiene un papel reducido a una aparición breve y no logra evocar el mismo nivel de terror que en las películas anteriores. Hay una sensación de que se le ha despojado de su esencia, reduciéndolo a un simple ejecutor de destellos de luz.

Visualmente, la película es aceptable, pero no destaca. Los diseños de las pesadillas son más estilizados que realmente aterradores, y la banda sonora, aunque presente, no contribuye significativamente al ambiente de suspense. A pesar de los intentos por modernizar la franquicia, incluyendo elementos como un teléfono móvil y una conexión a internet, estas incorporaciones se sienten forzadas y no logran integrarse de manera efectiva en la narrativa. El efecto de terror se limita a momentos aislados, sin una construcción gradual que permita a la audiencia sumergirse realmente en la atmósfera de pesadilla. “Pesadilla en Elm Street 5” es, en definitiva, una decepción para los fans de la saga y una película que no aporta nada nuevo al género del terror.

Nota: 5/10