Pesadillas (2015)

“Pesadillas” es una película que, en un mundo saturado de remakes y secuelas, se atreve a lo suficiente para resultar sorprendentemente entretenida. A primera vista, la premisa - un adolescente descubre que el autor de su serie favorita de terror tiene un secreto oscuro que amenaza con liberar a sus monstruos de las páginas - parece sacada directamente de una de las novelas de R.L. Stine. Y en cierto modo lo es, pero la película lo lleva mucho más allá de la simple adaptación. La dirección de Jack Ketch es audaz y dinámica, utilizando un ritmo frenético que mantiene al espectador en vilo desde el principio hasta el final. Ketch no se limita a mostrar escenas de sustos fáciles; emplea tomas rápidas, cortes abruptos y un uso efectivo del sonido para crear una atmósfera de tensión constante, un terror psicológico que, a menudo, es más efectivo que cualquier gore exagerado.

Las actuaciones son sólidas. Dylan Minnette, como Zach, ofrece una interpretación creíble como un adolescente desubicado que se ve envuelto en una situación absolutamente surrealista. Su evolución a lo largo de la película, desde la incredulidad inicial hasta la determinación de salvar la ciudad, es convincente. Jaeden Martell, en el papel de Champ, aporta un toque de humor negro que contrasta con la oscuridad de la trama. Sin embargo, la verdadera joya de la película es Jamie Dornan como R.L. Stine. Dornan está magistralmente imbuido de un aire de innegable enigma, oscilación entre la genialidad y la locura. Su interpretación es sutil, pero profunda, sugiriendo una historia personal turbada que le ha llevado a crear las historias que tanto amaba Zach. La química entre Dornan y Martell es especialmente notable, generando momentos de genuina conexión y humor.

El guion, adaptado de una novela de Stine, es inteligente y sorprendentemente bien construido. La trama no se pierde en exposiciones innecesarias y, a pesar de la naturaleza absurda de la premisa, el guion mantiene la tensión y el interés del espectador. Se juega con la idea de la creación y la autoría, explorando la relación entre el autor, su obra y la realidad que la crea. Además, la película no rehúye de la referencia a la serie de libros de R.L. Stine, incluyendo fragmentos de las historias en el propio metraje, lo que añade una capa extra de encanto para los fans de la serie. Si bien el final podría considerarse algo abrupto, cumple su función de cerrar el círculo de la historia de manera satisfactoria. El enfoque en los personajes y la dinámica entre ellos es, sin duda, el punto fuerte de la película, convirtiéndola en una experiencia más humana y emocional que simplemente un festival de sustos.

Nota: 7/10