Peter Pan's Neverland Nightmare (2025)

“Peter Pan’s Neverland Nightmare” es una incursión audaz, y francamente perturbadora, en el universo infantil más famoso del mundo. La productora Jagged Edge Productions, conocida por su particular estética gore y su visión oscura de personajes clásicos, vuelve a desafiar las convenciones con esta adaptación del cuento de Peter Pan que, en lugar de encantar con magia y fantasía, se sumerge en un territorio de pesadillas, desesperación y una creciente sensación de inquietud. El resultado es una experiencia cinematográfica intensa, aunque no necesariamente agradable, que nos obliga a cuestionar la nostalgia y la inocencia que asociamos tradicionalmente con la obra de Barrie.

La dirección de Mark A. Burnham se caracteriza por un uso sutil pero efectivo del terror psicológico. Evita los excesos de sangre, optando por una atmósfera opresiva, iluminación sombría y ángulos de cámara que generan una sensación constante de amenaza. La película se centra más en el horror emocional que en el gore explícito, y esta elección, sorprendentemente, funciona a favor de la narrativa. Burnham logra transmitir la angustia de Wendy, obligada a vivir un infierno en Neverland, y la desesperación de sus compañeros de viaje, atrapados en un ciclo de violencia y confusión. La puesta en escena es meticulosa, recreando Neverland como un lugar desolado, abandonado y plagado de secretos oscuros, contrasta notablemente con la imagen idílica que normalmente asociamos con él.

El cambio drástico en el personaje de Campanilla, interpretado magistralmente por Sarah Davies, es uno de los puntos fuertes de la película. La transformación de la alegre hada en una adicta a la heroína, convencida de que el polvo de hadas es la droga, no solo añade una capa de complejidad al personaje, sino que también actúa como un catalizador para la caída en desgracia de todo el grupo. Davies ofrece una interpretación desgarradora, transmitiendo el dolor, la confusión y la desesperación de un ser que ha perdido su sentido de la realidad. Las actuaciones del resto del elenco también son sólidas, especialmente la de Ben Miller como el Peter Pan de este universo retorcido, que es menos un niño travieso y más un depredador implacable, cuyo poder se manifiesta en la manipulación y el control.

Sin embargo, el guion de Christopher A. Sanders presenta algunas inconsistencias. A pesar de su ambición, la película a veces pierde el rumbo, llevando tramas secundarias a un final abrupto y, en algunos momentos, recurriendo a clichés del género. La justificación de las acciones de Peter Pan, si bien perturbadora, no siempre es clara, y la motivación del villano principal permanece parcialmente en el terreno de la ambigüedad. A pesar de estos defectos, la película no es un fracaso absoluto; es un experimento interesante que, aunque no sea del todo lograda, nos recuerda que incluso las historias más queridas pueden ser subvertidas y exploradas desde perspectivas inesperadas. “Peter Pan’s Neverland Nightmare” es, en definitiva, una película que incomoda, que te hace pensar y, a su manera oscura, te hace sentir.

Nota: 6/10