Petulia (1968)

“Petulia” (1965) no es una película para todos los públicos, ni mucho menos para aquellos que buscan una experiencia cinematográfica ligera. Es una incursión audaz y a menudo perturbadora en el subconsciente americano, una exploración de la alienación, el deseo reprimido y la fragilidad del matrimonio, llevada a cabo con una valentía que, incluso hoy, resulta impactante. Peter Yates, en su debut como director, establece desde el principio un tono inquietante, utilizando una San Francisco vibrante pero opaca, casi como un reflejo distorsionado de la mente de sus personajes. La película no intenta disfrazar su provocativa naturaleza; de hecho, se alimenta de ella, transformando la mirada de Yates en una herramienta fundamental para analizar la desintegración de las relaciones.

La historia, aunque aparentemente simple – la atracción entre Petulia y el Dr. Klein – se convierte en un laboratorio psicológico. Carroll Baker ofrece una actuación magistral como Petulia, una joven atrapada entre la comodidad de su matrimonio y la pulsión arrebatadora del médico. Su petulancia inicial, su frialdad e incluso su falta de escrúpulos son elementos que, lejos de ser negativos, sirven para subrayar su desconexión emocional. La interpretación de Peter Sellers como el Dr. Klein es, sin duda, la joya de la corona. Su personaje, un hombre solitario y atormentado, se muestra inicialmente como un arquetipo del seductor moderno, pero a medida que avanza la película, vemos que detrás de su carisma reside una profunda angustia y un deseo desesperado de conexión. Sellers no se limita a interpretarlo; lo encarna, lo define con cada mirada, cada gesto, cada palabra. El diálogo, a menudo seco y mordaz, es crucial para el desarrollo del personaje y para la tensión que impregna la narrativa.

La dirección de Yates es precisa y dinámica. El uso de la cámara, a veces íntimo y claustrofóbico, otras veces amplio y panorámico, enfatiza la sensación de desorientación y la pérdida de control que experimentan los personajes. La banda sonora, discreta pero efectiva, contribuye a crear una atmósfera de anticipación y malestar. La película no rehúye de las escenas de sexo, pero estas no son gratuitas. Están integradas en la trama y sirven para intensificar la exploración de las motivaciones de los personajes. Lo que realmente distingue a “Petulia” es su capacidad para generar preguntas incómodas sobre el significado del deseo, la moralidad y la naturaleza del compromiso. Es una película que te confronta con tus propias ideas preconcebidas y te obliga a considerar los límites de la libertad individual.

En definitiva, "Petulia" es una obra cinematográfica valiente, provocadora y profundamente inquietante. Aunque su temática puede resultar controvertida, su valor artístico y su capacidad para generar reflexión son innegables. No es una película fácil de ver, pero es una experiencia cinematográfica que te acompañará mucho tiempo después de que los créditos finales hayan terminado de rodar.

Nota: 8/10