Phenomenon (1996)

“Phenomenon” (1996) es, en esencia, un estudio sobre el aislamiento y la conexión humana, envuelto en un thriller científico que, a pesar de sus pretensiones, no logra del todo escapar de la fórmula de las películas de “seres especiales”. La película, dirigida por Alan Parker, cuenta la historia de George Malley (John Travolta), un mecánico sencillo y de buen corazón que, tras un extraño encuentro con una luz en el cielo, se ve repentinamente dotado de una inteligencia prodigiosa. Inicialmente, George intenta utilizar este nuevo don para ayudar a su comunidad, pero su repentina ascensión intelectual lo aísla de su entorno, convirtiéndolo en un paria y, finalmente, en un objetivo del gobierno.

Parker logra crear una atmósfera inquietante desde el inicio, con una fotografía rica en colores vibrantes que contrastan con la melancolía que impregna la historia. La película se centra mucho en la experiencia de George, y John Travolta ofrece una actuación sutil pero conmovedora. Su interpretación logra transmitir la confusión, la frustración y el temor que siente al enfrentarse a una realidad que no comprende y que le ha cambiado la vida irrevocablemente. No se trata de un Travolta carismático y explosivo, sino de un actor que se sumerge en la complejidad del personaje, explorando las contradicciones de un hombre que, a pesar de su nueva capacidad intelectual, sigue anhelando pertenecer. Kyra Sedgwick, como la atractiva Sarah, proporciona un contrapunto emocional a la historia, representando la ternura y la esperanza en un mundo que se vuelve cada vez más hostil para George.

Sin embargo, el guion, aunque con momentos brillantes y reflexiones sobre la naturaleza del conocimiento y la inteligencia, carece de profundidad y se pierde en concesiones a los clichés del género. La trama se vuelve repetitiva, y las motivaciones de los personajes gubernamentales se sienten superficiales y estereotipadas. Aunque se plantea la pregunta sobre el verdadero valor de la inteligencia, la película no profundiza lo suficiente en el tema, limitándose a presentar una visión maniquea del bien y del mal. Algunos de los diálogos, especialmente las conversaciones sobre la ciencia, resultan forzados y poco creíbles. La banda sonora, compuesta por Mark Mancina, es efectiva, pero en ocasiones se siente como una mera decoración, amplificando la atmósfera emocional de la película sin aportar una nueva perspectiva.

A pesar de sus fallos, “Phenomenon” ofrece momentos de belleza visual y actuaciones sólidas. Es una película que, aunque no revolucionaria, invita a la reflexión sobre la condición humana y la importancia de la empatía. El final, con un toque melancólico pero esperanzador, deja al espectador con una sensación de añoranza por la sencillez perdida de George Malley. La película, en última instancia, es un recordatorio de que la inteligencia, por sí sola, no garantiza la felicidad.

Nota: 6/10