Ping Pong Summer (2014)

“Ping Pong Summer” es una joya cinematográfica de 1985 que, a pesar de su modestos presupuestos, logra evocar la nostalgia y la visceralidad de la adolescencia. La película no se limita a contar una historia de verano, sino que encapsula una época, un sentimiento de descubrimiento y la lucha por encontrar un lugar en el mundo. Dirigida con una sensibilidad inusual para su época, la película se basa en la mirada de Robert Townsend, quien no solo interpreta al protagonista, Rad Milagro, sino que también actúa como un alma gemela en la dirección, transmitiendo una honestidad brutal y un humor inteligente.

Rad Milagro es, sin duda, el corazón de la película. Townsend no sólo interpreta al personaje, sino que lo *vive*. Su actuación es genuina, llena de vulnerabilidad y una innegable rebeldía juvenil. La película se aferra a la perspectiva de Rad, y vemos el mundo a través de sus ojos: un niño blanco, consciente de su minoría, tratando de entender y aceptar las complejidades de la raza, la amistad y el amor. La película no intenta simplificar la cuestión de la raza, sino que la presenta con la crudeza y la honestidad que solo un niño puede verla. La dinámica entre Rad y la comunidad negra local, aunque a veces torpe y con el riesgo de caer en estereotipos, es, en su mayoría, profundamente conmovedora y revela la importancia del compañerismo y la aceptación.

El guion, de Scott Fields, destaca por su sencillez y su capacidad para transmitir emociones poderosas. No hay grandilocuencia, ni diálogos floridos. La película se basa en pequeños momentos, en conversaciones cotidianas y en las pequeñas victorias y derrotas de la adolescencia. El romance entre Rad y Darlene, interpretada por la excepcional Erika Alexander, es particularmente brillante. No es un amor perfecto, es un amor que se construye con esfuerzo y que está marcado por las diferencias sociales y culturales. La película no glorifica el primer amor, sino que lo presenta como algo imperfecto, doloroso y, a veces, incluso frustrante.

La dirección de Townsend y la cinematografía de Chris Menges, con sus colores cálidos y saturados que evocan la atmósfera vibrante de Ocean City, contribuyen a crear un ambiente nostálgico e inmersivo. La banda sonora, con sus éxitos de hip hop de la época, es perfecta para ambientar la película y para conectar con la audiencia. “Ping Pong Summer” es una película que te atrapa desde el principio y que te sigue resonando mucho después de que los créditos finales hayan terminado de rodar. Es un retrato del verano, de la adolescencia, y de la búsqueda de la identidad, con una profundidad y una sensibilidad que superan con creces su presupuesto.

Nota: 8.5/10