Pinocho, la leyenda (1996)

Guillermo del Toro ha vuelto a demostrar su maestría en el arte de la animación stop-motion con 'Pinocho, la leyenda'. Más que una simple adaptación del cuento clásico, la película se erige como una fábula profunda y melancólica sobre la identidad, la pérdida y el valor de la autenticidad. Del Toro no se limita a recrear la historia conocida, sino que la reimagina a través de una lente oscura y simbólica, otorgándole una resonancia emocional mucho mayor de lo que se esperaría.

La dirección de Del Toro es, de nuevo, impecable. El uso del stop-motion es exquisito, imbuido de una textura y un detalle que le confieren una calidad casi tangible. Cada movimiento, cada expresión en el rostro de la madera, se siente cuidadosamente diseñado, lo que intensifica la sensación de realismo, incluso en un mundo de fantasía. La estética, con sus colores apagados, la paleta de tonos tierra y la atmósfera opresiva, refleja la angustia y la soledad del protagonista. Pero es la capacidad de Del Toro para equilibrar el grotesco con la belleza lo que marca su sello particular; momentos de humor negro conviven con escenas de dolor y desesperación, creando un espectro emocional complejo y perturbador.

Las actuaciones de la voz del elenco es, en general, excelente. Eugenio Derbez ofrece una interpretación conmovedora de Gepeto, un hombre desolado que busca desesperadamente un hijo. El personaje de Lorenzo (Javier Bardem) es el contrapunto perfecto: un villano carismático, cruel y profundamente roto, cuya motivación va más allá de la mera maldad. La actuación de Bardem le otorga una capa de complejidad al personaje, haciéndolo mucho más inquietante y memorable. El resto del reparto, incluyendo a Cristofer Applegate como Pinocho, cumplen con creces, aportando voces y personalidades que enriquecen la narrativa. Sin embargo, la voz de Pinocho, si bien competente, carece del poder expresivo que podría haberle dado un mayor impacto emocional.

El guion, adaptado del cuento de los hermanos Grimm, se beneficia enormemente de la visión de Del Toro. La película explora temas universales como la búsqueda de la identidad, la aceptación de la diferencia y el coraje para ser uno mismo. La relación entre Pinocho y Gepeto es el núcleo emocional de la historia, un vínculo paterno basado en el amor y el deseo de proteger. La película subraya la importancia de la lealtad y el sacrificio, y cómo las acciones, buenas o malas, tienen consecuencias. Sin embargo, a veces la historia se ve un poco prolongada, con algunas secuencias que, aunque visualmente impactantes, no añaden mucho al desarrollo de la trama. Se siente que la película podría haberse beneficiado de una mayor concisión.

En definitiva, ‘Pinocho, la leyenda’ es una experiencia cinematográfica poderosa y evocadora. Es una película que no sólo deleita los ojos con su exquisita animación, sino que también conmueve el alma con su mensaje profundo y universal. Es una obra que nos invita a reflexionar sobre nuestra propia identidad y sobre lo que realmente significa ser humanos. Es una película para ver, para sentir y para recordar.

Nota: 8.5/10