“Piratas en el Callao” es una película que, en lugar de buscar la grandilocuencia de una épica histórica, opta por la intimidad y la sorpresa. Esta decisión, en retrospectiva, resulta ser una de sus mayores virtudes, ya que, en lugar de intentar recrear un asedio monumental, se centra en la experiencia individual de Alberto Gavelio, un joven estudiante que, de manera inexplicable, se encuentra atrapado en la defensa del Callao durante la invasión inglesa de 1827. La película, dirigida con maestría por Sebastián Contreras, logra crear una atmósfera de suspense y autenticidad que roza lo inquietante, alejada de los clichés del género de aventura.
La película no se aferra a efectos especiales grandiosos. El verdadero valor de “Piratas en el Callao” reside en su meticulosa documentación histórica y en la presentación de un periodo crucial de la historia peruana. El director, con la colaboración de un equipo técnico excepcional, ha conseguido una fidelidad sorprendente en la recreación del Callao y sus habitantes. Los vestuarios, la arquitectura y la vida cotidiana de la época son visualmente ricos y convincentes, transportando al espectador a un entorno palpable y creíble. Más allá del entretenimiento, la película ofrece un valioso documento visual sobre un momento determinante en la lucha por la independencia de Perú.
El guion, coescrito por Contreras y Javier Benegas, se aleja del melodrama tradicional. La historia, aunque sencilla en su premisa, se desarrolla con naturalidad y cuidado. El protagonista, interpretado con una vulnerabilidad y un realismo notable por Miguel Ángel Viñastrier, no es un héroe arquetípico. Su viaje es personal, marcado por la confusión, el miedo y, finalmente, una creciente conciencia de su papel en la defensa del Callao. El resto del reparto – Luis Pepe, Daniel Caiza, entre otros – ofrece actuaciones sólidas y convincentes, aportando profundidad y humanidad a los personajes que pueblan la película.
Si bien la película podría beneficiarse de un ritmo ligeramente más pausado en algunos momentos, especialmente en la primera mitad, la atmósfera de incertidumbre y la tensión constante logran mantener al espectador enganchado. La dirección de fotografía de Carlos Segura es destacable, utilizando la luz natural y las sombras para crear una narrativa visualmente rica y sugerente. Contreras demuestra una capacidad innata para evocar emociones y sensaciones sin recurrir a la exageración. La banda sonora, compuesta por Giancarlo Schiaffero, complementa a la perfección la atmósfera de suspense, a la vez que realza los momentos de tensión y emoción.
En definitiva, “Piratas en el Callao” es una película original, inteligente y conmovedora. No es un espectáculo de aventuras, sino una experiencia cinematográfica que invita a la reflexión sobre la historia, la valentía y la conexión con el pasado. Es una película que merece ser vista, no solo por su valor histórico, sino por su capacidad de evocar una emoción genuina y una sensación de sorpresa.
Nota: 7/10