¡Pisándonos los tacones! (2015)

“¡Pisándonos los tacones!” es una comedia negra estadounidense con una premisa audaz y, a veces, francamente desconcertante. La película, dirigida con energía por María E. Davis, se basa en la improbable asociación entre Cooper, una agente federal implacable y obsesionada con el orden, y Daniella Riva, una viuda con un pasado turbio y un talento para meterse en problemas. La premisa, una mujer protegida por una agente federal de la ley de un capo de la droga, parece sacada directamente de una novela pulp, pero la película la ejecuta con una dosis justa de humor negro y un ritmo frenético que mantiene al espectador enganchado desde el principio.

El guion, adaptado de un libro de novelista, se beneficia de un diálogo rápido, a veces absurdo, y situaciones que, aunque poco realistas, se presentan con una credibilidad sorprendente. Davis explota al máximo el potencial cómico de las interacciones entre Cooper y Daniella. La química entre la actriz que interpreta a Cooper, Zoey Deutch, y la actriz que da vida a Daniella, Aubrey Plaza, es el corazón de la película. Plaza, en particular, se desenvuelve con facilidad, aportando un elemento de caos y ligereza que contrasta perfectamente con la intensidad y la rigidez de Deutch. El guion es, en su mayoría, sólido, pero se ve afectado por algunos momentos superfluos que diluyen el ritmo y la tensión que se establece al principio. La trama, sin embargo, mantiene la incertidumbre y un deseo constante de ver qué pasa después.

La dirección de Davis es impecable. La película está llena de acción, con persecuciones alegres y coreografías de lucha que se ven decentes, aunque no deslumbrantes. La puesta en escena, principalmente en las escenas de persecución a través de Texas, es vibrante y colorida, utilizando la desolación del paisaje para resaltar la desesperación de los protagonistas. La banda sonora, con temas de rock y blues, sirve para acentuar el ambiente y la tensión. Sin embargo, el uso del género negro a veces se siente forzado, y la película podría haberle dado más profundidad a la historia y a los personajes.

Las actuaciones, como se ha mencionado, son sólidas. Zoey Deutch ofrece una interpretación particularmente convincente como Cooper, transmitiendo la frustración y el control que intenta imponer, a pesar de su propia confusión interna. Plaza, por su parte, es un torbellino de energía, interpreta a Daniella con una naturalidad que la hace irresistible, a pesar de sus evidentes problemas. El reparto secundario, que incluye a un Mark Strong como el jefe de la droga, también es competente, aunque sus personajes son, en gran medida, caricaturas. Lo que realmente potencia la película son las interpretaciones de los actores que dan vida al mundo de la corrupción policial, con matices que dejan claro que no todos son malos.

Nota: 7/10