Pixies (2015)

“Pixies” es una incursión visualmente deslumbrante en el universo de la fantasía urbana, una película que, aunque no siempre logra aterrizar sus ambiciones, ofrece una experiencia cinematográfica memorable y, en ocasiones, profundamente evocadora. La dirección de David Lowery, conocido por su sensibilidad para los relatos de hadas con un toque melancólico, se manifiesta en cada fotograma, construyendo un mundo rico en detalles visuales y una atmósfera densa de misterio. Lowery despliega una paleta de colores exuberante, con tonalidades vibrantes y una iluminación que juega con la luz y la sombra para crear un ambiente inquietante y a la vez bello. La fotografía, a cargo de James Hemmenway, es un verdadero triunfo, elevando la película por encima de la simple narración fantástica.

El núcleo de la película, la historia de Joe Beck, interpretado con una vulnerabilidad conmovedora por Nicolas Cage, es una exploración de la pérdida, el arrepentimiento y la búsqueda de redención. Cage, que consistentemente demuestra una versatilidad sorprendente, transmite el dolor y la desesperación de su personaje con una intensidad palpable. Sin embargo, la película se beneficia enormemente de la presencia de Lily Collins, quien aporta una elegancia y un destello de inteligencia a la figura de Sally, la mujer amada de Joe. Su química, aunque a veces sutil, es fundamental para el impacto emocional de la película. Los secundarios, aunque con menos desarrollo, cumplen su función, ofreciendo rostros memorables y contribuyendo a la complejidad del mundo creado por Lowery.

El guion, adaptado de un cuento de Tom Doyle, presenta un elemento principal, la naturaleza de los duendecillos, que se revela gradualmente y de una manera no lineal. Esta estrategia, si bien crea un cierto aire de intriga, también puede resultar algo confusa para el espectador menos acostumbrado a la narrativa fragmentada. La película se toma su tiempo para explorar las consecuencias de las acciones del pasado de Joe y las implicaciones de su conexión con estos seres enigmáticos. Si bien el ritmo es lento y deliberado, lo que permite apreciar la belleza visual y la construcción del mundo, podría ser percibido como excesivamente pausado por algunos espectadores. Sin embargo, el guion destaca por su lirismo, su capacidad para evocar emociones profundas y su insistencia en la importancia de la memoria y el perdón. La película se atreve a cuestionar la naturaleza del amor, la memoria y la responsabilidad, ofreciendo una reflexión sobre las consecuencias de nuestras elecciones.

“Pixies” no es una película para todos los gustos. Es una obra que requiere paciencia, una mente abierta y un cierto gusto por la narrativa experimental. No busca ofrecer respuestas fáciles o un final convencional. Su fuerza reside en su atmósfera onírica, en sus personajes complejos y en su exploración de temas universales. Es una película que se queda con el espectador, invitándole a reflexionar sobre las sombras del pasado y la búsqueda de la luz en un mundo lleno de misterios. No es una joya fácil, pero es una experiencia cinematográfica que se siente bien después de haberla vivido.

Nota: 7/10