Plan de vuelo: Desaparecida (2005)

“Plan de vuelo: Desaparecida” es una película que se aferra a la tensión psicológica y al suspense, aunque finalmente se queda un escalón por debajo de su potencial. Dirigida por Robert Zemeckis y con la dirección artística de Robert Mandel, la película explora el terreno inestable de la pérdida, la duda y la paranoia, elementos que, si bien están bien ejecutados, no logran consolidarse en una narrativa verdaderamente innovadora.

La premisa, un vuelo Berlín-Nueva York con la desaparición inexplicable de una niña, es intrigante desde el principio y Zemeckis, conocido por su trabajo en “Forrest Gump” o “El hombre de la máscara de hierro”, nos sumerge en la atmósfera claustrofóbica y opresiva de la aeronave. La película se centra en Kyle Pratt (Helen Mirren), una mujer devastada por la reciente muerte de su esposo, quien se encuentra con una nueva y aún más aterradora pérdida: su hija, Julia. Mirren ofrece una actuación magistral, transmitiendo la angustia, la desesperación y la creciente sospecha de la protagonista con una sutileza y una fuerza convincentes. Su interpretación es, sin duda, el corazón de la película.

El guion, escrito por Jeffery Reiner y Robert Zemeckis, se basa en un concepto sólido, pero en ocasiones recurre a clichés del thriller y a un ritmo ligeramente irregular. La investigación policial, liderada por Gene Carson (Martin Donovan), se siente a veces torpe y poco convincente, lo que disminuye la credibilidad de la trama. La película podría haber beneficiado de un mayor desarrollo de los personajes secundarios, especialmente de los miembros de la tripulación, cuya incredulidad, aunque comprensible, se presenta de forma superficial.

Sin embargo, “Plan de vuelo: Desaparecida” destaca por su atmósfera. La cinematografía, especialmente en las escenas a bordo del avión, es sobresaliente, creando una sensación palpable de aislamiento y amenaza. La banda sonora, compuesta por Harry Gregson-Williams, es inquietante y refuerza la tensión. El uso de efectos visuales, aunque integrados con cuidado, no se convierten en el foco principal de la historia, lo que es un acierto. La película explora el cuestionamiento de la cordura de la protagonista de una forma que, si bien no es original, logra mantener al espectador a la par de su proceso de dudar de sí mismo.

A pesar de sus fallos, “Plan de vuelo: Desaparecida” es una película entretenida y, sobre todo, emotiva. La angustia de Kyle Pratt, la incertidumbre y el misterio de la desaparición de su hija generan una experiencia cinematográfica que permanece en la mente. Aunque no alcanza la excelencia, ofrece un thriller psicológico sólido, con una interpretación memorable de Helen Mirren. Es una película que, a pesar de sus debilidades, merece la pena ver para aquellos que disfruten de historias de suspense y personajes complejos.

Nota: 7/10