PLOEY: Nunca Volarás Solo (2018)

“PLOEY: Nunca Volarás Solo” es una película que se atreve a romper con las expectativas del cine de animación convencional, y lo hace con una honestidad y una crudeza que resulta a la vez impactante y conmovedora. La historia, centrada en el viaje de Plöy, un joven con una discapacidad que le impide volar, a través de un paisaje ártico despiadado, no se limita a contar una aventura; explora la lucha interna de un individuo contra sus propias limitaciones, tanto físicas como emocionales.

La dirección de Johan Fransson es notablemente inteligente. Evita la sentimentalidad fácil y se centra en la representación realista del entorno y, más importante aún, en la psicología de Plöy. La paleta de colores, fría y desoladora, refleja perfectamente la dureza del invierno y el aislamiento del protagonista. El uso de la cámara es deliberado, a menudo estable, para enfatizar la soledad de Plöy, pero también se permite momentos de movimiento que acompañan su esfuerzo y su creciente determinación. Fransson ha logrado crear una atmósfera tangible de peligro y desesperación, lo que convierte cada paso, cada encuentro, en una batalla. Lo que realmente destaca es la forma en que equilibra la belleza visual del paisaje ártico con la brutalidad de la supervivencia.

Las actuaciones de voz son impecables. Tobias Karlsson, como Plöy, entrega una interpretación sutil y poderosa. No recurre a la exageración, sino que transmite la vulnerabilidad, la frustración y la creciente confianza del personaje a través de matices en su tono y su expresión facial. La compañía de voz es excelente en su conjunto, con interpretaciones memorables que dan vida a los personajes secundarios, algunos los cuales, a pesar de su relativa brevedad en la trama, se revelan sorprendentemente complejos y memorables. Es un elenco en el que se aprecia una clara dedicación al rol, y eso se nota en cada línea.

El guion, coescrito por Karlsson y Erik Dahl, es el corazón de la película. No es una historia de dragones y princesas; es una fábula sobre la resiliencia, la amistad y el autodescubrimiento. Las secuencias de acción, aunque escasas, son efectivas y se integran perfectamente en la narrativa. Lo que realmente distingue al guion es su tratamiento del tema de la discapacidad. Plöy no es un personaje que necesita ser “curado” o “normalizado”. Es simplemente un joven que lucha por sobrevivir y por alcanzar sus objetivos, con sus propias fortalezas y debilidades. La película no rehúye las dificultades, y muestra el impacto del invierno en su cuerpo y en su mente, pero también destaca su ingenio y su capacidad de adaptación. La película se atreve a mostrar la belleza en la adversidad, y a sugerir que el verdadero vuelo no reside en el hecho de poder volar, sino en el poder de superar los obstáculos que nos impone la vida.

En definitiva, “PLOEY: Nunca Volarás Solo” es una joya del cine de animación, una película valiente y conmovedora que ofrece una perspectiva fresca y original sobre el género. Es una película que te dejará pensando mucho después de que los créditos finales hayan terminado de rodar.

Nota: 8/10