Dos mejor que uno (2019)

“Dos mejor que uno” no es una obra maestra cinematográfica, ni tampoco pretende serlo. Es, en cambio, un recordatorio nostálgico y, de alguna manera, reconfortante de los torpes y a menudo caóticos comienzos de la vida adulta. La película, dirigida con una sensibilidad casi amateur por Joe Santoro, captura perfectamente esa sensación de estar atrapado en un ciclo interminable de bodas, fiestas y encuentros casuales, todo ello envuelto en un halo de melancolía veraniega. La historia, aunque sencilla, se centra en la dinámica entre Ben (Jack Quaid) y Alice (Maya Erskine), dos antiguos compañeros de la universidad que, con la promesa de no celebrar otra boda hasta que ambos encuentren un amor verdadero, se embarcan en una aventura de distracción que se convierte en un espejo de sus propias inseguridades y anhelos.

Las actuaciones de Quaid y Erskine son el pilar central de la película. Ambos actores logran transmitir con autenticidad la vulnerabilidad y la torpeza de sus personajes, creando una conexión genuina que hace que el público se sienta cerca de sus desventuras. Quaid ofrece una interpretación sutil pero efectiva de Ben, un tipo sensible que lucha contra su propia inexperiencia en el amor, mientras que Erskine sobresale como Alice, una mujer pragmática y un tanto cínica, que intenta ocultar su propia soledad detrás de una fachada de ironía. La química entre ellos es palpable, y las escenas en las que comparten momentos de intimidad, ya sea un beso accidental o un simple intercambio de miradas, son las más memorables de la película. Las actuaciones secundarias, aunque no destacan tanto, tampoco son malas, aportando toques de humor y colorido a la trama.

La dirección de Santoro se caracteriza por un estilo visual directo y naturalista. Evita los artificios y se concentra en la captura de la atmósfera y el estado de ánimo. La película no intenta ser grandilocuente ni llena de efectos especiales, sino que se basa en lo simple y lo cotidiano. La banda sonora, con sus canciones pop de los años 90 y 2000, es un elemento clave para evocar la época y para intensificar las emociones. El guion, aunque a veces un tanto predecible, presenta diálogos inteligentes y observaciones agudas sobre las relaciones humanas, el amor y la búsqueda de la felicidad. No se adentra en territorios demasiado complejos, pero ofrece una visión honesta y sin tapujos de los desafíos de la vida adulta. El ritmo es pausado, lo que permite al espectador absorber la atmósfera y conectar con los personajes. Sin embargo, quizás la película podría haber beneficiado de una mayor exploración de los conflictos internos de los protagonistas.

En definitiva, "Dos mejor que uno" es una comedia romántica agridulce, que se centra más en la experiencia compartida de la soledad y la incertidumbre que en la búsqueda del amor ideal. Es un filme que invita a la reflexión y a la identificación, y que recordará a muchos espectadores sus propios comienzos. No es una película que deje una huella imborrable, pero sí una que resulta agradable y estimulante.

Nota: 6.5/10