Pokémon Detective Pikachu (2019)

“Pokémon Detective Pikachu” no es, precisamente, la película que esperaba, pero tampoco es un fiasco absoluto. Tras años de promesas y trailers que generaban un hype considerable, la película finalmente nos entrega una aventura visualmente atractiva y con un encanto innegable, aunque con algunas fallas importantes en su guion y desarrollo de personajes. La dirección de Rob Lieber y Chris Columbus logra, en su conjunto, un equilibrio entre el tono infantil de la franquicia Pokémon y la estructura de una película de detectives moderna, un acierto que a veces falla en su ejecución.

La película se centra en Tim Goodman, interpretado con una cautela y una vulnerabilidad que Justice Smith maneja con maestría. Su inexperiencia y su necesidad de conectar con su padre, un detective legendario desaparecido, lo convierten en un protagonista entrañable y con el que es fácil empatizar. Sin embargo, la construcción de su personaje, a pesar de su buen trabajo actoral, carece de profundidad. Su evolución a lo largo de la trama se siente un poco apresurada, y el impacto emocional de su búsqueda resulta a veces superficial.

Pikachu, interpretado por Ryan Reynolds, es, sin duda, el corazón de la película. Reynolds aporta al personaje una vitalidad y un humor contagioso, logrando que el Pokémon no solo sea adorable, sino también inteligente y sarcástico. La química entre Reynolds y Smith es fundamental para el éxito de la película, y su diálogo, a menudo ingenioso y divertido, es uno de sus mayores atractivos. La relación entre ambos se construye de una forma creíble, estableciendo una dinámica que funciona muy bien.

La trama, aunque entretenida y llena de giros inesperados, es donde la película más se resiente. El misterio central, aunque prometedor al principio, se resuelve de forma un tanto cliché y predecible. Algunos de los secundarios, como Lucy (Kathryn Newton) y otros personajes del universo Pokémon, son interesantes, pero se les da poco espacio para desarrollarse plenamente. La película se centra demasiado en el procedimiento detectivesco, relegando a segundo plano la exploración de las relaciones entre humanos y Pokémon, que podrían haber sido mucho más interesantes y significativas. A pesar de intentar abordar temas como la confianza y la colaboración, se queda en la superficie.

Visualmente, la película es un festín para los ojos. Ryme City es un lugar vibrante y lleno de detalles, y las secuencias de acción, con Pokémon enfrentándose a criminales, son bien coreografiadas y espectaculares. El uso de efectos visuales es excelente, y la recreación de los Pokémon es impresionante. Sin embargo, la sobreexposición de efectos especiales a veces resta credibilidad a la acción, haciendo que las escenas de pelea se sientan artificiales.

Nota: 6/10