Pokémon: La película (1998)

‘Pokémon: La película’ no es la epopeya de ciencia ficción que algunos esperaban, ni tampoco el desastre que muchos temían. En lugar de eso, se presenta como un relato de venganza familiar, envuelto en el familiar y adorable mundo Pokémon. La película, dirigida por Kunihiko Yorimoto, logra un equilibrio sorprendentemente efectivo entre el espectáculo visual y la exploración de temas complejos, ofreciendo, a su vez, una experiencia que puede disfrutar tanto los veteranos fans de la franquicia como aquellos que se aventuran por primera vez en este universo.

El núcleo de la narrativa reside en la evolución de Mewtwo. La película se distingue por dotar al personaje principal de un arco dramático palpable. Su despertar no es una simple manifestación de poder, sino una reacción visceral ante un abandono y una manipulación por parte de sus creadores. La actuación de Ethan Williams, quien da vida a Mewtwo, es particularmente convincente, transmitiendo la angustia, el miedo y, finalmente, la ira con una sutileza sorprendente para un personaje que, en el fondo, es una criatura artificial. Sin embargo, la película no se centra únicamente en Mewtwo; la presencia de Ash, Pikachu y sus amigos añade una capa de ternura y un componente emocional que impregna la historia, mitigando el tono oscuro y punzante de la trama principal.

En cuanto a la dirección, la película despliega una estética visual impactante, aprovechando al máximo la animación CGI para recrear paisajes impresionantes y el diseño de los Pokémon. Las escenas de batalla son dinámicas y llenas de energía, pero se equilibran con momentos de introspección y tensión dramática. La banda sonora, compuesta por Yuji Horie, complementa perfectamente la acción y la emoción, elevando la experiencia auditiva. No obstante, debo reconocer que la película recurre un tanto a clichés del género de aventuras, y algunas de las situaciones son predecibles. El guion, aunque bien estructurado, no alcanza a ser verdaderamente innovador, recurriendo a algunos diálogos simplistas y a una resolución final que, aunque satisfactoria, no destaca por su originalidad.

A pesar de sus defectos, ‘Pokémon: La película’ demuestra una notable capacidad para conectar con el público infantil, pero también ofrece una reflexión sobre la ética científica, la responsabilidad y el impacto de nuestras acciones. La película nos recuerda que incluso la criatura más poderosa puede sufrir heridas emocionales y que el perdón, a veces, es el camino más difícil. La película logra, en última instancia, demostrar que el valor de un Pokémon – y de cualquier ser vivo – reside en su corazón, no en su fuerza bruta. La película no es perfecta, pero consigue mantener la esencia de lo que hace especial a la franquicia: la amistad, la aventura y la esperanza.

Nota: 7/10