Polisse (2011)

“Polisse” (2001) es una película que, a pesar de su aparente sencillez narrativa, resulta profundamente inquietante y reflexiva. La historia, centrada en un equipo de la Unidad de Protección de Menores de la Policía en París, se transforma rápidamente en un estudio de la vigilancia, la moralidad y el coste de la transparencia. No es una película de acción o de melodrama, sino más bien un ejercicio de observación meticulosa, una disección psicológica de personajes que luchan con sus propias contradicciones y la presión constante de sus tareas.

La dirección de Jacques Audiard es magistral en su sutileza. Evita el sentimentalismo fácil y la melodramatización, optando por un estilo visual frío y distante, casi documental. El uso de la cámara es fundamental; a menudo permanecemos cerca de los agentes, sintiendo su cansancio, su frustración y su impotencia. La fotografía de Frédéric Fonteyne es particularmente notable, utilizando una paleta de colores apagados y contrastes sutiles que reflejan el gris de la rutina policial y la desilusión de los personajes. No hay grandilocuencia visual; la fuerza de la película reside en la precisión y en la capacidad de transmitir emociones a través de los pequeños detalles: la expresión de un rostro, un gesto, una mirada.

El reparto es excepcional. Pio Maravilla se desvela en el papel de Fred, un agente en plena crisis personal, consumido por la culpa y la necesidad de demostrar su valía. Su actuación es ambivalente, a la vez vulnerable y distante, lo que le confiere una complejidad innegable. La química entre los actores es palpable, y sus interacciones, aunque aparentemente banales, revelan capas de tensión y frustración. La presencia de Melissa, interpretada por Valeria Bruni-Tedeschi, como fotógrafa encargada de documentar la unidad, es crucial. Ella no es una observadora pasiva; es una fuerza que desafía las normas y cuestiona la ética de las prácticas policiales, actuando como un espejo que refleja la hipocresía del sistema. Su mirada penetrante y su voz implacable obligan a los demás personajes a confrontar sus propias acciones y motivaciones.

El guion de Audiard y Thomas Frisch-Moe es el corazón de la película. No intenta ofrecer respuestas fáciles ni soluciones simplistas. Más bien, plantea preguntas incómodas sobre la naturaleza de la justicia, la responsabilidad y la forma en que la vigilancia afecta a las personas. La película explora con realismo las contradicciones inherentes a la labor policial, mostrando cómo la búsqueda de la protección puede convertirse en una forma de control y opresión. La película se centra en el proceso, más que en el resultado, en el arduo trabajo de un equipo que intenta hacer su trabajo en un entorno moralmente ambiguo. La insistencia en el tedio, la burocracia y las pequeñas frustraciones aporta un nivel de autenticidad que eleva considerablemente la película. “Polisse” no busca provocar, sino que invita a la reflexión, a la empatía y a cuestionar nuestras propias ideas preconcebidas sobre el papel de la ley y la justicia.

Nota: 8/10