“Popstar” es una propuesta de comedia musical que, a pesar de sus ambiciones y la presencia de Andy Samberg, termina siendo una experiencia ligeramente decepcionante. La película se sitúa en un terreno familiar para aquellos familiarizados con el universo de la comedia de Samberg y sus proyectos, pero la ejecución no alcanza la brillantez que uno esperaría de una historia con un potencial tan atractivo. Se trata de Conner 4Real, un ex-popstar que, tras dos años de un éxito comercial desastroso, se enfrenta a la devastación de la pérdida de su fama y a la incomprensión de sus seguidores.
La dirección de Aaron Neeleman y Michael K. Weithman es funcional, sin llegar a ser particularmente innovadora. Utilizan la estética vibrante y con mucho color propia de la música pop para recrear la atmósfera de la industria musical actual y su entorno, pero a veces recurren a clichés visuales que restan interés. La película consigue plasmar la presión y la superficialidad del mundo de la música pop, mostrándonos las presiones constantes para mantenerse relevante, la manipulación mediática y la obsesión por las apariencias. Sin embargo, la película se pierde en la presentación y en la recreación de ambientes, dejando de lado la construcción de una narrativa más profunda. Hay momentos de pura diversión, por supuesto, gracias a la química entre Samberg y el resto del elenco, pero el ritmo es desigual y la película se alarga innecesariamente en algunos momentos.
La actuación de Andy Samberg es, sin duda, el punto fuerte de la película. Samberg se entrega plenamente al papel de un artista frustrado y un poco egocéntrico, y su capacidad para transmitir el caos interno de Conner es innegable. El resto del elenco, incluyendo a Da'Vine Joye Pierce, Lauren Lapkus y Nick Offerman, también ofrece sólidas interpretaciones, aportando humor y contraste a la historia. Pierce, en particular, destaca con un personaje secundario que, aunque breve, se convierte en uno de los momentos más memorables de la película, aportando una dosis de humor inteligente y una inesperada profundidad al personaje.
El guion, aunque entretenido en su conjunto, presenta algunas inconsistencias. La trama, centrada en la reunificación de la ex-banda de Conner, se desarrolla de forma predecible y a veces demasiado forzada. Se intenta abordar temas como la identidad, la fama y la presión social, pero estas reflexiones superficiales no logran profundizar en las complejidades de la situación. Las situaciones cómicas se basan a menudo en el humor absurdo, que puede resultar repetitivo para algunos espectadores. A pesar de las buenas intenciones, la película carece de una voz propia y de una perspectiva original. La resolución de la trama, aunque satisfactoria, es algo simplista y carente de impacto emocional.
En definitiva, “Popstar” es una comedia musical que ofrece entretenimiento ligero y momentos divertidos, pero que no alcanza a ser una obra memorable. La presencia de Andy Samberg y el vibrante diseño visual son puntos a favor, pero el guion y la dirección presentan deficiencias que impiden que la película alcance su máximo potencial. Se puede disfrutar como una película para pasar el rato, pero no esperéis una obra maestra de la comedia musical.
Nota: 6/10
