Por amor a Rosana (1997)

“Por amor a Rosana” es una película conmovedora, aunque quizás con un ritmo un tanto pausado, que explora las profundidades de la desesperación, el amor filial y la lucha por la vida en un pequeño pueblo italiano. La historia, centrada en Marcello, interpretado con una intensidad magnética por Pierfrancesco Favino, nos presenta un hombre consumido por la enfermedad de su hija, Rosana, y la terrible inevitabilidad de su muerte. La premisa, cuanto más simple, más efectiva; el deseo de Marcello de que la hija sea enterrada al lado suyo en un cementerio sobrecargado, se convierte en el motor de una narrativa llena de matices emocionales.

La dirección de Franco Dragani es deliberadamente contemplativa. No se apresura a mostrar las emociones; las permite crecer lentamente, a través de pequeños detalles, miradas y silencios. La paleta de colores, predominantemente terrosa y apagada, refuerza la sensación de resignación y la dureza de la realidad que se vive en ese pueblo. Dragani logra crear una atmósfera densa, donde cada escena respira una melancolía palpable. Sin embargo, esta lentitud a veces se siente un tanto artificial, y algunas partes de la película podrían haber beneficiado de una mayor dinámica. El enfoque en la mirada de Favino es constante, permitiéndonos experimentar de primera mano su dolor y su lucha interna.

La actuación de Pierfrancesco Favino es, sin duda, el corazón de la película. Su interpretación es magistral. Evitamos clichés y superficialidad, mostrando a Marcello como un hombre roto, pero aún capaz de un amor incondicional. Su rostro es una biblioteca de emociones, desde la rabia contenida hasta la desesperación abrumadora. Los actores secundarios, como Giuditta Bassani en el papel de la mujer del pueblo, también ofrecen interpretaciones sólidas, aunque a menudo son eclipsados por la fuerza de la actuación de Favino. Su interpretación, cuestionable en cuanto al realismo, es convincente por su intensidad emocional.

El guion, escrito por Franco Dragani y Luca Guadagnini, es preciso pero también, a veces, excesivamente sugerente. Aunque el tema central – el amor paternal y la muerte – es universal y poderoso, hay momentos en los que la película se vuelve demasiado abstracta, dejando al espectador a menudo sin las herramientas necesarias para interpretar las motivaciones de los personajes. La exploración del microcosmos social del pueblo, con sus rituales y sus creencias, es interesante, pero podría haber profundizado más en las relaciones entre los habitantes, añadiendo capas de complejidad a la narrativa. El film nos recuerda la fragilidad de la vida, pero también la fuerza del vínculo familiar, aunque este vínculo, a veces, parece estar construido sobre una necesidad de control y una represión emocional palpable.

A pesar de algunas fallas, “Por amor a Rosana” es una película que te marca. Es una historia sobre la pérdida, la esperanza y la capacidad humana para resistir ante lo inevitable. Es una experiencia cinematográfica introspectiva y conmovedora, que invita a la reflexión sobre el significado de la vida y el valor de los lazos que nos unen.

Nota: 7/10