¡Por fin solos! (2012)

“¡Por fin solos!” es una comedia peculiar y sorprendentemente conmovedora que se centra en la crisis existencial de Beth Winter (Diane Keaton) y la manera en que, paradójicamente, una simple pérdida animal cataliza una inopinada aventura. La película, dirigida por Todd Phillips, se aleja del humor slapstick habitual y opta por un tono más introspectivo, explorando temas como la soledad, el aislamiento y la red de vínculos que, a veces, no reconocemos.

Keaton ofrece una actuación magistral. Ella personifica a Beth con una delicada vulnerabilidad y una frustración contenida, transmitiendo de forma efectiva su sensación de vacío. No se trata de una mujer simplemente deprimida; es una mujer que ha construido su identidad alrededor de su familia y ha llegado a un punto en el que se siente desorientada y desconectada de sí misma. La evolución de su personaje a lo largo de la película es sutil pero palpable. Kevin Kline, como Joseph, aporta un contrapunto interesante. Su personaje es un hombre absorbido en sus propios pensamientos, casi en una especie de estado de trance, lo que lo convierte en un espectador más que en un participante activo en la vida de su familia. Su actuación es, en ocasiones, bastante cómica, pero también revela una profunda incomunicación.

El guion, coescrito por Phillips y Ben Collins y Jez Taylor, destaca por su originalidad. La premisa inicial –la pérdida del perro– parece simple, pero se convierte en el motor de una serie de situaciones cómicas y, a la vez, emotivas. La película se beneficia de una dirección cuidadosa que evita caer en clichés y mantiene un ritmo equilibrado entre momentos de humor y de reflexión. Phillips no rehúye de la incomodidad, mostrando la frustración y la incapacidad de comunicación de los personajes, pero siempre con un toque de ternura. Los diálogos, aunque a veces un poco forzados, son inteligentes y reveladores, y la trama, aunque no siempre lineal, se siente orgánica y genuina.

La ambientación en las Montañas Rocosas añade un componente visualmente atractivo, aunque, a veces, la fotografía podría haber sido más ambiciosa. Sin embargo, la fuerza de la película reside en su capacidad para conectar con el espectador a un nivel emocional. Es una historia sobre encontrar la conexión en los lugares más inesperados y sobre la importancia de abrirse a nuevas relaciones, incluso cuando no se sabe exactamente a dónde conducirnos. “¡Por fin solos!” es una comedia que invita a la reflexión y que, en última instancia, celebra la belleza de la imperfección y la posibilidad de reinvención personal. No es una película para ir a reír a carcajadas, sino para disfrutar de una historia bien contada y con personajes entrañables.

Nota: 7/10