¿Por qué me casé? (2007)

“¿Por qué me casé?”, la reciente película de Mark Schepiser, no es precisamente una revolución cinematográfica, pero tampoco se limita a ser una simple comedia romántica. Más bien, se presenta como una observación mordaz y, en ocasiones, desoladora sobre las expectativas, las decepciones y la crisis existencial que pueden surgir incluso después de haber logrado el éxito material. La película logra capturar, con una sensibilidad sorprendente, el vacío que a veces acecha tras la consecución de una vida aparentemente perfecta.

La dirección de Christian Rivers es notable por su naturalidad. No se complica con virtuosismos técnicos que distraigan de la esencia de la historia. Rivers se centra en el drama interpersonal, en las microexpresiones de los personajes, en las miradas que revelan más que las palabras. El uso de la cámara a menudo es discreto, permitiendo que el espectador se sumerja en el ambiente de la reunión, en el tedio y la tensión que se cierne sobre cada interacción. La ambientación en Colorado, con sus paisajes imponentes y la atmósfera de aislamiento, complementa a la perfección el estado anímico de los protagonistas.

El elenco es, en su mayoría, impecable. Julianne Moore, en particular, ofrece una interpretación magistral como una mujer casada que comienza a cuestionar las decisiones que tomó en el pasado. Su personaje es complejo, vulnerable y profundamente humano. Pero la película no se queda solo en ella; las actuaciones de Ben Affleck, Reese Witherspoon, y especialmente John Hamm como un hombre atrapado en una vida que ya no le satisface, son sólidas y convincentes. Cada uno de los personajes evoluciona a lo largo de la semana, revelando capas ocultas de inseguridad, arrepentimiento y deseo. La química entre los actores es palpable, lo que intensifica el drama y el humor de la situación.

El guion, adaptado de un relato de Mark Schepiser, es donde la película realmente brilla. Aunque la premisa inicial –la reunión anual de amigos– es algo genérica, la película le da un giro inesperado al introducir el tema de la infidelidad. No se centra en el escándalo en sí, sino en las consecuencias emocionales y psicológicas que tiene para cada uno de los personajes. Las conversaciones, a menudo largas y disfuncionales, son el corazón de la película. Se exploran temas como el compromiso, la auto-identidad, y el precio del éxito, sin caer en moralizantes. Hay momentos de humor, sí, pero también de genuina tristeza y reflexión. La película no ofrece soluciones fáciles, ni juicios definitivos, simplemente presenta las complicaciones de la vida matrimonial con toda su crudeza. Sin embargo, la película podría haber beneficiado de un desarrollo más profundo de algunos personajes secundarios, que se sienten un poco planos y meramente al servicio del conflicto principal.

En definitiva, “¿Por qué me casé?” es una película que invita a la introspección y que, a pesar de sus defectos, es digna de ver. Es una comedia dramática que aborda con honestidad y sensibilidad los desafíos de la vida moderna y el precio de las decisiones que tomamos. Nota: 7/10