Posesión demencial (2007)

‘Posesión Demencial’ no es una obra maestra cinematográfica, pero tampoco un desastre absoluto. En realidad, es más bien un recordatorio tangible de la nostalgia por el cine de terror puro, ese tipo de producción que, a pesar de sus evidentes limitaciones técnicas y narrativas, logra una peculiar y casi maníaca eficacia. La película, que apuesta por un tono exagerado y una estética que bebe directamente de las producciones de los 80, consigue un resultado que es, en gran medida, divertido a pesar de su evidente torpeza.

La dirección de Jake Mutch es, cuanto menos, decidida. No se anda con rodeos y se entrega de lleno al espíritu campy del género. La puesta en escena, aunque a veces torpe, tiene una energía contagiosa y la banda sonora, una mezcla de sintetizadores estridentes y sonidos guturales, contribuye a crear una atmósfera de constante tensión y amenaza. Sin embargo, el ritmo es irregular. Hay momentos en los que la película se estanca en una contemplación demasiado larga o se precipita en secuencias de acción que, aunque visualmente interesantes, no siempre están bien integradas en la historia. La elección de las localizaciones, un pequeño pueblo rural americano, funciona a favor de la película, creando una sensación de aislamiento y vulnerabilidad que potencia la sensación de peligro inminente.

El elemento central de la película, Bruce Campbell, se encuentra en su elemento. Su papel como Rick Jones, el actor que se ve forzado a interpretar el rol de héroe, es tanto una parodia de los clichés del género como un guiño nostálgico a su propia filmografía. Campbell aporta una presencia escénica que contrasta con la locura que lo rodea, y su resistencia a aceptar el papel se convierte en un elemento cómico clave. Las actuaciones de los secundarios son competentes, aunque ninguno destaca particularmente. No obstante, el reparto, en general, se involucra con el tono absurdo de la película, lo que contribuye a su encanto particular.

El guion, sin embargo, es su punto más débil. Los diálogos son a menudo torpes y melodramáticos, y la trama, aunque funcional, carece de profundidad. El concepto de la maldición ancestral se introduce de forma abrupta y la resolución final resulta algo apresurada y poco convincente. La película se apoya en el horror físico, en las posesiones demoníacas y en las escenas de lucha, y si bien estas secuencias son entretenidas, no logran compensar las deficiencias del guion. Se espera que el horror sea más elaborado, pero se conforma con las soluciones más simples. A pesar de ello, el interés en la idea central y la voluntad de abrazar el humor negro es apreciable.

En definitiva, ‘Posesión Demencial’ es una película que no pretende ser nada más que una divertida parodia del cine de terror de serie B. Cumple su cometido con creces, ofreciendo una experiencia cinematográfica peculiar y, para muchos, nostálgica. No es un clásico, pero no deja indiferente y merece la pena verla a la luz de una pizza y un refresco.

Nota: 6/10