Posturas comprometidas (1985)

“Posturas comprometidas” es, en esencia, un thriller doméstico que se sumerge en la oscuridad de las vidas aparentemente idílicas de Long Island. La película, dirigida con una sutileza efectiva por Tamara Shaver y Michael C. Carrol, no se jacta de efectos especiales o acrobacias, sino que construye un suspense palpable a partir de la meticulosa disección de relaciones y secretos. La historia, centrada en Grace (Michelle Williams, en una actuación magistral), nos presenta a una mujer que, tras años de vida de segundo plano, encuentra la audacia para desenterrar la verdad tras la muerte de su dentista, un hombre con una reputación tan polimorfa como su vida amorosa. La película no se limita a la mera investigación, sino que explora las consecuencias devastadoras que pueden desencadenarse al exponer las mentiras y los engaños que se esconden bajo la superficie.

Michelle Williams ofrece una interpretación profundamente conmovedora de Grace. Su mirada, cargada de resentimiento y una sutil desesperación, es la verdadera motor de la narrativa. Williams no se limita a interpretar a una mujer que busca venganza; nos muestra la evolución de un alma que se está despertando de un largo letargo, una mujer que, a pesar del dolor y el trauma, recupera su voz y su dignidad. El resto del reparto, incluyendo a Matt Dillon como el excéntrico detective que la ayuda en su investigación, cumple con creces sus expectativas, aportando matices y profundidad a los personajes que les son asignados. La química entre Williams y Dillon es genuina y contribuye significativamente al dinamismo de la trama.

El guion, en gran medida, es el punto más fuerte de la película. Se construye con una meticulosa atención al detalle, presentando personajes complejos y con motivaciones que, aunque a veces cuestionables, resultan comprensibles. La narrativa no se precipita en la resolución del misterio, sino que se toma su tiempo para revelar los secretos de las familias locales, mostrando cómo las mentiras pueden corroer las relaciones y destruir vidas. La película se adentra en la psicología de sus personajes, explorando temas como la infidelidad, el perdón y la búsqueda de la identidad. La dirección cinematográfica, en general, es sólida, empleando un estilo visual que se adapta perfectamente a la atmósfera sombría y claustrofóbica de la historia. Los planos, a menudo lentos y contemplativos, permiten al espectador sumergirse en la realidad de los personajes y sentir el peso de cada secreto revelado.

No obstante, la película no está exenta de algunos pequeños defectos. A veces, el ritmo puede sentirse ligeramente pausado, y algunos diálogos podrían haberse pulido para darles mayor impacto. Sin embargo, estas son pequeñas imperfecciones que no empañan la experiencia general. “Posturas comprometidas” es un thriller psicológico inteligente y perturbador que nos recuerda que, en el mundo de las apariencias, la verdad a menudo se esconde en los rincones más oscuros de la intimidad. Es una película que invita a la reflexión y que, sin duda, permanecerá en la memoria del espectador.

Nota: 8/10