Prácticamente magia (1998)

“Prácticamente magia” (Practical Magic, 1998) es una película que, a primera vista, podría parecer un simple drama familiar con toques de fantasía, pero en realidad es mucho más que eso: una exploración conmovedora y, a veces, hilarante sobre el peso de la familia, el amor, y las expectativas sociales. La película, dirigida con una delicadeza notable por Marshall Curry, no busca la grandilocuencia o los efectos especiales deslumbrantes, sino que se centra en el viaje emocional de las hermanas Owens, Ava y Sally, interpretadas magistralmente por Sandra Bullock y Nicole Kidman. El cineasta logra capturar la esencia de la relación de las gemelas, un vínculo inquebrantable forjado en la adversidad y la soledad, y que se ve constantemente amenazado por un destino trágico.

Las actuaciones de Bullock y Kidman son, sin duda, el corazón de la película. Ambas actrices ofrecen interpretaciones que van más allá de la simple representación del personaje, llegando a transmitir la frustración, la vulnerabilidad y el deseo de ser amadas. La química entre ellas es palpable, y su capacidad para crear personajes complejos, con defectos y virtudes, es lo que realmente eleva la película. Además, la galería de secundarios, encabezada por Dianne Wiest como la excéntrica tía Sylvia, y Harry Connick Jr. como el atractivo chef restaurante, aporta dinamismo y una comedia que no es torpe, sino genuina y cuidadosamente calibrada.

El guion, coescrito por S.J. Perelman, se basa en la novela homónima de Alice Hoffman, y la adaptación logra conservar el espíritu mágico y gótico de la obra original. La película aborda temas como la misoginia, la maternidad, las expectativas sociales sobre las mujeres, y, por supuesto, el poder del amor y la pérdida. La trama, a pesar de incorporar elementos fantásticos, está sorprendentemente bien estructurada y se desarrolla a un ritmo pausado pero efectivo. El elemento de la maldición que pesa sobre las Owens es tratado con un equilibrio cuidadoso entre el misterio y la explicación, permitiendo que el espectador se sumerja en la historia sin sentirse abrumado por la lógica. Se insinúa la fuente de la maldición, ofreciendo una ventana a las complejas dinámicas familiares que la originaron, lo que añade profundidad a la narrativa. La película no rehúye del melodrama, pero lo maneja con una elegancia que le permite tocar fibras sensibles sin caer en la sentimentalidad gratuita.

“Prácticamente magia” es, en última instancia, una película sobre la búsqueda de la felicidad y la aceptación. Es un recordatorio de que, a veces, los mayores obstáculos que enfrentamos son los que creamos nosotros mismos, y que el verdadero amor puede superarlo todo. No es una película que marque la historia del cine, pero sí es una experiencia cinematográfica gratificante y, a su manera, sorprendentemente poética.

Nota: 7/10