Predestination (2014)

“Predestination” no es simplemente un thriller de persecución en el tiempo; es una intrincada y a veces desconcertante meditación sobre el libre albedrío, el destino y la naturaleza cíclica del tiempo. La película, dirigida con una meticulosidad casi obsesiva por Michael Travis, se construye como una joya de relojería cinematográfica, donde cada pieza, cada diálogo, cada cambio de época, encaja perfectamente para crear una experiencia visceral y, a veces, profundamente perturbadora. La película se aleja de la espectacularidad visual que a menudo asocia a las películas de viajes en el tiempo y se enfoca en la construcción narrativa y psicológica, priorizando el suspense lento y la ambigüedad sobre la realidad.

La actuación de Ethan Hawke es, sin duda, el pilar central de la película. Hawke ofrece una interpretación magistral de Finley Shaw, un agente de la Temporalidad atormentado por la pérdida y consumido por una misión que le consume la existencia. Su lentitud, su vulnerabilidad, su desesperación, se transmiten con una autenticidad conmovedora. Su evolución, a lo largo de las diferentes épocas en las que se mueve, es palpable y, a menudo, brutalmente honesta. Sin embargo, Sarah Snook, como la pareja de Finley, Elizabeth Shaw, ofrece una actuación igualmente poderosa, añadiendo una capa de complejidad emocional a la trama. La dinámica entre ambos personajes, basada en una mezcla de amor, desconfianza y, eventualmente, una profunda comprensión, es lo que realmente da sustancia a la película.

Lo que distingue verdaderamente a “Predestination” es su guion, escrito por Michael Travis y Peter Barry, basado en el relato corto homónimo de Robert Heinlein. El guion es excepcionalmente denso, complejo y, en ocasiones, exige al espectador una atención casi religiosa. La película juega constantemente con la percepción del tiempo, desorientando al público con flashbacks y precuelas que se entrelazan de forma intrincada. Si bien el guion puede resultar complicado de seguir al principio, la paciencia que requiere es recompensada con una revelación final que es tanto impactante como satisfactoria. La película no se limita a utilizar el viaje en el tiempo como un recurso estilístico; lo utiliza como una herramienta para explorar ideas filosóficas profundas. La cuestión de si Finley es una víctima o un ejecutor, de si el destino está predeterminado o si podemos cambiarlo, se plantea de forma implícita a lo largo de toda la película y se resuelve con una elegancia que evita las soluciones fáciles.

A pesar de su complejidad, “Predestination” no se siente abrumadora. Travis logra mantener el ritmo, utilizando la música y la dirección de arte para crear una atmósfera constante de tensión y misterio. La película evita el melodrama barato y se centra en la humanidad de sus personajes. Es una experiencia cinematográfica desafiante pero gratificante que permanecerá en la memoria del espectador mucho después de que termine la proyección. Un film que merece ser visto y revisto, en busca de sus múltiples capas de significado.

Nota: 8.5/10