“Presencias extrañas” se presenta como una de esas reimaginaciones que, a veces, prometen mucho pero no cumplen. La película, un remake americano del inquietante "Janghwa, hongryeon" de Ji-woon Kim, trae de vuelta a Anna Rydell y su hermana Alex, tras un episodio traumático en una institución mental. La premisa, aunque familiar en su base oriental, se pierde en un exceso de estilismos y una ejecución que, en última instancia, carece del impacto visceral que la historia original lograba con tanta maestría. El director, no se trata de una película que se centre en el terror, sino más bien en la atmósfera y la incomodidad.
La dirección de Mark Williams es visualmente atractiva, sin duda. El uso de la luz y la sombra, el tratamiento de los colores y la composición de los planos intentan crear una sensación de opresión y aislamiento que, en ocasiones, funciona bastante bien. Sin embargo, la estética se sobrepone a menudo a la narrativa. Hay demasiados planos contemplativos y ralentizaciones que, aunque buscan generar suspense, en realidad logran aburrir al espectador. Se intenta crear un ambiente de terror psicológico, pero la película peca de querer hacer demasiadas cosas a la vez. La fotografía es elegante, pero no siempre servicial para la historia.
Las actuaciones son consistentemente sólidas, aunque no extraordinarias. Mackenzie Davis ofrece una interpretación convincente de Anna, capturando con éxito la fragilidad emocional de su personaje. Es una actuación sutil pero poderosa, mostrando las cicatrices internas que la atormentan. Olivia Wilde como Alex, su hermana, tiene un arco dramático más complejo y, en general, ofrece una mejor interpretación. Su relación con Anna, inicialmente marcada por la tensión y el resentimiento, es lo más interesante del film. El antagonista, interpretado por Barbara Hershey, es más bien caricaturesco, una villana llena de clichés que no añade ninguna profundidad a la trama. Su comportamiento, a veces, es inexplicablemente cruel sin ninguna justificación lógica.
El guion, sin duda, es el punto débil de la película. La adaptación del material original pierde mucho de su fuerza y originalidad. El ritmo es irregular, con momentos de tensión bien construidos intercalados con escenas innecesariamente largas y diálogos poco naturales. Se intenta explorar temas como la pérdida, el trauma familiar y la identidad, pero estos temas se abordan de manera superficial y sin profundizar en las complejidades emocionales que podrían haber generado un impacto más significativo. La trama, al intentar emular el ghost story original, parece sobrecargar la historia, introduciendo elementos que no son esenciales y desviando la atención del espectador del principal conflicto. La incorporación de elementos sobrenaturales, aunque parte integral del original, aquí se siente forzada y a menudo poco justificada.
En definitiva, "Presencias extrañas" es una película con potencial, pero que finalmente no logra alcanzar las expectativas generadas por su premisa y por su conexión con la obra original. Es una reimaginación que, en lugar de honrar la esencia del material original, intenta recrearlo, y el resultado es un experimento que, en lugar de fascinar, deja una sensación de decepción. Podría haber sido una joya, pero a la larga no cumple con las promesas iniciales.
Nota: 6/10