Presidio (1987)

“Presidio” es una película que se aferra a la idea de la venganza y la justicia retorcida, aunque el resultado final, en mi opinión, no logra alcanzar la excelencia que promete su premisa. La película, dirigida con una pulcritud visual innegable por Michael Peterson, se adentra en el mundo claustrofóbico de una prisión, Creedmore, recién reabierta y plagada de secretos. La atmósfera opresiva, construida con una paleta de colores apagados y una iluminación natural que intensifica las sombras, es sin duda uno de los puntos fuertes de la película. Peterson logra crear una sensación palpable de inquietud, de que algo terrible está a punto de suceder, y mantienela a lo largo de la mayor parte de la duración, aunque con ciertas pausas deliberadas que pueden resultar frustrantes.

La historia se centra en el espectro de Charlie Forsythe, un hombre ejecutado hace décadas, que regresa para atormentar a su antiguo carcelero, el nuevo director de la prisión, un hombre llamado Silas. La premisa, la idea de que la muerte no es el final del camino para la venganza, es intrigante y ofrece un terreno fértil para la tensión psicológica. Sin embargo, el guion, escrito por Eric Shy, carece de la profundidad y la complejidad que necesitaba para que el conflicto central resonara con mayor fuerza. Las motivaciones de Forsythe son en parte oscuras, a veces confusas, y la película no explora adecuadamente la historia detrás de su ejecución, lo que hace que su deseo de venganza, aunque comprensible, se sienta un poco simplificado. La película se apresura en presentar elementos cruciales del pasado de los personajes, priorizando la acción sobre la construcción de un trasfondo sólido.

Las actuaciones son un punto fuerte, especialmente la de David Strathairn como Silas. Strathairn entrega una interpretación magistral de un hombre consumido por el miedo y la culpa, que equilibra la fuerza con la vulnerabilidad. Su Silas no es un villano caricaturesco, sino un ser humano complejo, marcado por sus errores del pasado. La película también cuenta con un sólido trabajo por parte de el actor que interpreta a Charlie, aunque se limita a expresar su presencia amenazante, sin profundizar demasiado en el carácter psicológico del fantasma. El resto del elenco secundario cumple su función, aunque no dejan una impresión duradera.

A pesar de sus fallas, “Presidio” es una película que, en última instancia, cumple con su objetivo principal: mantener al espectador en vilo. La dirección, las actuaciones y la atmósfera opresiva logran crear una experiencia cinematográfica considerablemente tensa y perturbadora. Sin embargo, la película podría haber sido mucho más, y el guion, en particular, es el aspecto más débil de una producción que, a pesar de sus inconsistencias, merece ser vista por los aficionados al cine de terror psicológico. La película, aunque no es innovadora, tiene el valor de ser un estudio medido sobre el peso del pasado y la búsqueda implacable de venganza.

Nota: 6/10