Pride (Orgullo) (2014)

“Pride” (Orgullo) no es solo una película sobre la huelga de mineros de 1984 en Gales; es un tapiz conmovedor y profundamente humano tejido con hilos de valentía, empatía y una comprensión tardía de la necesidad de la unión. La película, dirigida con sensibilidad por Stephen Daldry, se centra en la iniciativa de un grupo de lesbianas y gays londinenses que, en lugar de apoyar a las asociaciones sindicales, deciden ir directamente a las puertas de las minas para ayudar a los mineros y sus familias que sufrían las consecuencias de la huelga. Este enfoque audaz, que rompe con las expectativas de la época, es el núcleo de la película y lo que la eleva por encima de una simple narrativa de huelga.

Las actuaciones son, sencillamente, impecables. Andrew Garfield interpreta a Mark, un joven activista gay cuya conexión con la causa se vuelve personal cuando se encuentra con la familia de un minero en crisis. Garfield aporta una vulnerabilidad genuina al papel, transmitiendo la frustración, la compasión y el deseo de hacer una diferencia. Jodie Comer, en el papel de Beth, una activista gay con un pasado marcado por el dolor, ofrece una interpretación igualmente poderosa, mostrando una evolución sutil y convincente a lo largo de la película. La química entre Garfield y Comer es palpable, creando un centro emocional que mantiene al espectador enganchado a la historia.

El guion, coescrito por Stephen Daldry y Jimmy Riddle, evita la glorificación y se centra en la humanidad de ambos lados de la huelga. Se presenta la difícil situación de los mineros, a menudo marginados y demonizados por la opinión pública, mostrando su orgullo, su deber y sus miedos. La película no se limita a documentar los hechos, sino que explora las motivaciones y emociones de los personajes, mostrando cómo la diferencia puede ser una barrera y cómo la empatía y la comprensión pueden derribarla. La tensión no reside en un conflicto grandioso, sino en las pequeñas conversaciones, las miradas y los gestos que revelan el dolor y la dignidad de los personajes.

Daldry, con su habitual sensibilidad, no rehúye la dureza de la época y las dificultades económicas que enfrentaban las familias. Sin embargo, la película se centra en la narrativa individual, ofreciendo un retrato poderoso y esperanzador de la posibilidad de superar prejuicios y construir puentes. La banda sonora, compuesta por William Chadman y Joe Bannister, complementa a la perfección la atmósfera y refuerza la emotividad de las escenas clave. “Pride” es una película que te hace reflexionar sobre la importancia de la solidaridad, la inclusión y el respeto a la diferencia. No se trata de una película fácil de ver, pero es, sin duda, una de las más significativas del año, un recordatorio conmovedor de que, a veces, la verdadera revolución comienza en las pequeñas acciones, las conexiones humanas y el coraje de defender aquello en lo que se cree.

Nota: 9/10