“Princesa por sorpresa” (1999) no es una película que revolucionará la historia del cine, pero sí posee un encanto innegable que la ha convertido en un clásico revisitado, especialmente durante los meses más grises del año. La película, dirigida con un toque suave y encantador por Garry Marshall, ofrece una comedia familiar ligera y agradable, aunque con cierto margen de mejora en cuanto a la profundidad de sus personajes y la complejidad de su trama. La película se centra en el abrupto cambio en la vida de Mia Thermopolis, una adolescente tímida y preocupada por su imagen, que descubre que es la heredera de un pequeño principado europeo. Este cambio repentino desata un torbellino de eventos, obligándola a elegir entre su vida familiar en San Francisco y la responsabilidad de un trono que no deseaba.
La dirección de Marshall logra crear un ambiente acogedor y confortable. La fotografía, con sus colores cálidos y suaves, evoca la atmósfera de un cuento de hadas moderno. Sin embargo, a veces la película cae en un estilo demasiado pulido y predecible, evitando riesgos creativos. La comedia es accesible para todas las edades, basándose en situaciones cómicas y diálogos ingeniosos, aunque la gracia reside en gran medida en el personaje de Mia y su lucha interna. El guion, adaptado de la novela de Meg Cabot, es generalmente sólido, abordando temas como la identidad, la aceptación y las responsabilidades, pero carece de la profundidad que podría haber elevado la película a un nivel superior. Algunas subtramas, como las rivalidades en la escuela, se sienten un poco forzadas y menos integradas en la narrativa principal.
Las actuaciones son, sin duda, uno de los puntos fuertes de la película. Anne Hathaway, en su debut en la gran pantalla, ofrece una interpretación brillante como Mia. Su evolución, desde una adolescente insegura hasta una princesa en formación, es convincente y entrañable. Brenda Blethyn, como la Reina Clarisse Renaldi, aporta matices y sabiduría a su personaje, interpretando la relación con Mia como un puente entre generaciones. Dic Cantana, como Jared, el novio de Mia, complementa a la perfección la comedia romántica. Aunque el reparto secundario es competente, algunos personajes se quedan un poco planos y sin mayor desarrollo.
En definitiva, “Princesa por sorpresa” es una comedia familiar entretenida que, aunque no destaca por su originalidad, ofrece un mensaje positivo sobre la aceptación de uno mismo y la importancia de la familia. La película es un refugio cálido y reconfortante, ideal para disfrutar en compañía de los más pequeños. Su nostalgia es parte de su encanto, recordándonos la magia de creer en los cuentos de hadas. El mensaje de que la verdadera fuerza reside en uno mismo y en las relaciones que nos rodean es particularmente relevante, especialmente en un mundo donde la imagen y la perfección se valoran excesivamente. La película es más que un simple entretenimiento, es un recordatorio de que la felicidad se encuentra en las pequeñas cosas y en la conexión con los que amamos.
Nota: 7/10