Prisioneros del cielo (1996)

“Prisioneros del cielo” es una película que se presenta como un thriller psicológico tenso y, en gran medida, lo logra, aunque con algunas fallas que impiden que alcance su máximo potencial. La película, dirigida por Chris Eyre y basándose en la novela de Michael Crichton, explora la fragilidad de la cordura, la culpa y la búsqueda de redención a través de la historia de Dave Robincheus (Alec Baldwin), un hombre atormentado por su pasado y que, tras una caída en desgracia, intenta construir una nueva vida en el corazón de Louisiana. La atmósfera opresiva de la pequeña ciudad y la omnipresente lluvia contribuyen significativamente a la sensación de inquietud que impregna la narrativa.

Alec Baldwin ofrece una actuación notable como Dave Robincheus. Su interpretación va más allá de la simple presencia; captura la desesperación, el trauma y la lucha interna del personaje de manera convincente. Es un hombre marcado, un fantasma de su antigua vida como detective, y Baldwin transmite esa dualidad con una sutileza y profundidad impresionantes. Kelly Lynch también se destaca como Annie, la esposa de Dave, y su interpretación es sólida, aunque quizás menos compleja que la de Baldwin. La relación entre los dos personajes, marcada por la tensión y el deseo de una nueva vida, se siente genuina y, a pesar de la atmósfera sombría, ofrece momentos de calidez y esperanza.

El guion, sin embargo, es el elemento más inconsistente de la película. Si bien la premisa inicial y la creación de la atmósfera son sólidas, la trama se complica significativamente con la intervención del FBI y la posterior investigación. Algunas de las decisiones narrativas parecen forzadas y, en ocasiones, la película pierde el ritmo que había logrado establecer. La justificación de las acciones de algunos personajes es un poco débil y la resolución, aunque satisfactoria, se siente un tanto apresurada. El director Eyre, que también es guionista, parece perderse un tanto en la complejidad de la historia, priorizando la atmósfera a veces por encima de la coherencia lógica.

No obstante, "Prisioneros del cielo" no es una decepción total. La dirección de arte es excelente, creando un ambiente visualmente impactante y rico en detalles que refuerzan la sensación de aislamiento y melancolía. La banda sonora, compuesta por Michael Giacchino, es perturbadora y efectiva, acompañando perfectamente la tensión de la trama. La película se beneficia de una fotografía oscura y evocadora, que refleja el estado psicológico de los personajes. A pesar de sus fallas, la película mantiene al espectador enganchado hasta el final, planteando preguntas sobre la naturaleza de la verdad, la memoria y la redención. Es un thriller con una fuerte carga emocional, que, a pesar de sus irregularidades, merece la pena ser vista por los amantes del género.

Nota: 6/10