Profundamente en mi corazón (1954)

“Profundamente en mi corazón” es, en esencia, un homenaje a Sigmund Romberg, un compositor que, a pesar de su innegable talento y su prolífica producción, nunca alcanzó el reconocimiento masivo que merecía durante su vida. La película, a menudo eclipsada por las estrellas que adornaron sus obras, busca, y en gran medida lo logra, arrojar luz sobre la complejidad de su personalidad y la magnitud de su legado musical. La dirección de Richard Bandidt se mantiene con un tono elegante y cuidado, evitando la sentimentalidad excesiva y apostando por una visión sobria y evocadora de la vida del compositor.

La película no intenta replicar la gloria deslumbrante de las producciones de MGM en las que sus melodías encontraron un hogar. En cambio, se concentra en momentos clave: las luchas por la aprobación, las relaciones personales complicadas y, sobre todo, la pasión inquebrantable por la música. El guion, adaptado del libro “Sigmund Romberg: A Bio-Graphic Life” de Thomas Griffin, se basa principalmente en la investigación y en la reinterpretación de las cartas y diarios del propio Romberg. Esto le otorga una autenticidad y un nivel de detalle que rara vez se encuentra en las biografías cinematográficas. Si bien el ritmo podría ser considerado algo pausado para los espectadores acostumbrados a narraciones más dinámicas, esto permite profundizar en la psicología del personaje y en el contexto histórico de su época.

La película se beneficia enormemente de las interpretaciones de sus actores. El actor que da vida a Romberg, Anthony Hopkins, ofrece una actuación notablemente contenida, transmitiendo a través de la mirada y de los gestos la intensidad de su alma artística. No se trata de un hombre fácilmente accesible, sino de un ser atormentado por sus inseguridades y por el peso de sus sueños. La química entre Hopkins y la interpretacióne de la joven Cyd Charisse, como la eterna interpretación de sus canciones, es palpable y contribuye significativamente a la atmósfera melancólica que impregna la película. Además, el uso de las grabaciones originales de los artistas de MGM, integradas de manera natural en la narrativa, añade una capa de autenticidad y nostalgia que eleva la experiencia cinematográfica.

Es importante destacar que “Profundamente en mi corazón” no es un melodrama grandilocuente, sino una película íntima y reflexiva. Se centra menos en las intrigas de Hollywood y más en el proceso creativo del compositor, en su búsqueda de la perfección musical y en su lucha por ser aceptado. A pesar de que no siempre es la película más vibrante o emocionante, su enfoque en la figura de Romberg como artista y como individuo, la convierte en una obra valiosa para aquellos interesados en la historia de la música de cine y en la vida de un compositor que, a menudo olvidado, merece ser recordado. Se puede percibir en ella una honestidad documental que rara vez se encuentra en este tipo de producciones.

Nota: 7/10