Proud Mary (2018)

“Proud Mary” es una película que, a primera vista, puede resultar decepcionante para aquellos que buscan una acción implacable y brutal. Sin embargo, bajo la superficie de un thriller criminal, se esconde una historia conmovedora sobre redención, maternidad y el poder de la conexión humana. Taraji P. Henson, como siempre, desmiente cualquier duda sobre su talento, llevando el peso de la película sobre sus hombros con una dignidad y una vulnerabilidad que son cruciales para el éxito del proyecto.

La dirección de Sylvain Chomet, aunque con un estilo visual inconfundiblemente particular, no siempre es del gusto del espectador. El uso de animaciones y secuencias surrealistas, aunque evocadoras de un mundo onírico y problemático, a veces se sienten fuera de lugar y distraen del desarrollo de la trama. No obstante, la atmósfera que se construye es innegablemente única y contribuye a la sensación de que estamos adentrando en una realidad alternativa, donde lo ordinario y lo extraordinario se entrelazan de manera inesperada. Chomet apuesta por una estética visual distintiva que, si bien no es un sello de sello de acción, sí aporta una originalidad que, a pesar de ser algo peculiar, es digna de mención.

La película se basa en la dicotomía entre la vida de Mary, una asesina profesional con un pasado oscuro y una reputación temible, y el encuentro con Reggie (Garrett Hedlund), un niño que se pierde en un viaje de carretera. Henson aporta una interpretación magistral, alternando con maestría entre la frialdad calculadora de una ejecutiva de la mafia y la ternura inesperada de una madre protectora. Su capacidad para transmitir emociones complejas, desde el miedo y la desesperación hasta la esperanza y el amor, es impresionante y constituye el corazón de la película. Hedlund, por su parte, ofrece un personaje relativamente sencillo, pero suficiente para despertar la empatía del público.

El guion, escrito por Craig Lucas, presenta un desarrollo narrativo interesante, aunque no siempre fluido. Se centra en la evolución de Mary, cuya transformación es gradual y, a veces, poco convincente. La trama se complica con la introducción de elementos sobrenaturales que, aunque le otorgan un aire de misterio, también generan cierta inconsistencia. Los diálogos son sólidos y bien elaborados, pero la película podría haber beneficiado de una mayor profundidad en la exploración de sus personajes secundarios. La historia de fondo de Mary es insinuada, pero no desarrollada con suficiente detalle, lo que limita la comprensión de sus motivaciones. A pesar de los momentos brillantes, la película carece de un impacto emocional duradero, tal vez debido a la rapidez con la que se desenvuelve la trama.

En definitiva, "Proud Mary" es una película que ofrece una experiencia cinematográfica peculiar y, en ocasiones, desconcertante. No es una obra maestra, pero sí una historia con un potencial interesante, respaldada por una interpretación sobresaliente de Taraji P. Henson y un estilo visual que se mantiene en la memoria. Es una película para aquellos que buscan algo diferente, una mezcla de crimen, fantasía y drama familiar que, aunque no sea perfecta, definitivamente vale la pena ver.

Nota: 6/10