Proyecto dinosaurio (2012)

“Proyecto Dinosaurio” es una película que, a primera vista, parece un thriller de supervivencia estándar. Sin embargo, tras un análisis más profundo, se revela como una exploración inquietante de la ambición científica, la fragilidad del conocimiento y el precio del descubrimiento. La película, dirigida por Ben Wheatley, logra construir una atmósfera de tensión sostenida, tejiendo un relato que se centra en la gradual desintegración de un equipo de investigadores y, sobre todo, en el impacto psicológico del enfrentamiento con un ser que desafía nuestra comprensión de la historia de la Tierra.

La narrativa se basa en un material archivado, las cintas de vídeo recuperadas de una expedición fallida al Congo, donde un equipo de la Sociedad Criptológica británica buscaba el Mokèle-mbèmbé, una criatura prehistórica que se cree que vivió en África hace millones de años. El guion, cuidadosamente construido a partir de estos fragmentos, plantea la pregunta esencial de qué sucedió con los investigadores. La película no se dedica a explicar explícitamente lo que vieron, sino que se enfoca en el proceso de desintegración del grupo. Las actuaciones, especialmente la de Rafe Spall como el Dr. Grant, son excepcionales. Spall logra transmitir una mezcla palpable de obsesión, incredulidad y terror. Su personaje, un hombre consumido por la búsqueda de pruebas de la supervivencia de dinosaurios, se desmorona ante la evidencia irrefutable de lo que han encontrado. El resto del elenco, incluyendo a Kelly Reilly y Robert Pattinson, ofrece interpretaciones sólidas, aunque en ocasiones, algunos personajes se sienten algo unidimensionales, relegados a roles de soporte al conflicto central.

Wheatley no se conforma con reproducir clichés del género de terror, aunque la película contiene elementos visualmente perturbadores y, en ocasiones, grotescos. Lo que distingue a "Proyecto Dinosaurio" es su enfoque en la representación de la ciencia como un proceso inherentemente fallible y, potencialmente, peligroso. La película sugiere que la búsqueda del conocimiento, cuando se impulsa por la obsesión, puede llevar a la locura y a la destrucción. El uso de la fotografía, con sus contrastes de luz y sombra, y el diseño de sonido, que intensifica la sensación de claustrofobia y amenaza inminente, contribuyen a la atmósfera opresiva. El film juega con nuestras expectativas, creando momentos de suspense que se desvelan lentamente, ofreciendo al espectador una experiencia más cerebral que puramente visceral. La banda sonora, minimalista pero efectiva, es otro elemento clave en la construcción de la atmósfera.

Si bien el ritmo puede sentirse pausado para algunos, y la trama se desenvuelve en un terreno ambiguo que no ofrece respuestas fáciles, “Proyecto Dinosaurio” es, en última instancia, una película que permanece en la mente. No se trata de un monstruo que combate, sino de una exploración de las consecuencias del deseo de desenterrar el pasado, de desafiar el orden establecido y de confrontar lo desconocido. Es una reflexión inquietante sobre los límites del conocimiento y la naturaleza de la verdad.

Nota: 7/10