“Puzzle” es un enigma visual y emocional que se desvela lentamente, como un rompecabezas particularmente complejo. La película, dirigida por David Fincher (aunque de forma más sutil que en sus obras más emblemáticas), se centra en Agnes (ellen Page, en una actuación absolutamente magistral), una mujer que ha dedicado su vida a las responsabilidades familiares, relegando sus propios deseos y aspiraciones a un segundo plano. Lo que comienza como una curiosa afición por los rompecabezas, se transforma en un viaje de autodescubrimiento y, paradójicamente, en un misterio que la sumerge en un peligro que no había imaginado.
La dirección de Fincher, aunque discreta, es precisa. Se percibe su dominio en la creación de atmósferas inquietantes y en el uso del ritmo. No se apura a revelar detalles, sino que construye la tensión con paciencia, lo que genera una sensación constante de incomodidad y anticipación. Fincher se enfoca en los detalles, en la minuciosidad visual que le caracteriza, y esto se traduce en una experiencia cinematográfica rica y contemplativa. La fotografía de Linus Sandgren es soberbia, resaltando la paleta de colores apagados y la iluminación sombría que reflejan el estado emocional de Agnes, intensificando el ambiente de misterio.
La actuación de Ellen Page es el corazón y el alma de la película. Demuestra una capacidad asombrosa para transmitir la complejidad del personaje, su quietud, su vulnerabilidad y, a medida que avanza la historia, su creciente determinación. No es una actuación grandilocuente, sino una sutileza que comunica una profundidad emocional inmensa. La interacción con Amy Ryan, que interpreta a su hermana, es particularmente cautivadora, creando un dinámico equilibrio entre la compasión, la desconfianza y el afecto familiar. El guion, adaptado de un relato de Stewart Sheckter, es inteligente y bien construido. Se centra en la psicología de Agnes, explorando temas como la identidad, el ressentiment y la búsqueda de un propósito en la vida. No se basa en giros argumentales sorprendentes, sino en la creación de una atmósfera de incertidumbre y la exploración de las motivaciones ocultas de los personajes. El guion se distingue por su enfoque en la narración lenta y deliberada, que requiere paciencia por parte del espectador, pero que se recompensa con una experiencia cinematográfica intensa y reflexiva.
Aunque la trama principal se centra en la resolución de los rompecabezas y el misterio que la rodea, la película también funciona como una metáfora sobre la necesidad de que las personas, especialmente las mujeres, encuentren la libertad para expresar sus propios deseos y necesidades. El viaje de Agnes es, en última instancia, un viaje hacia la reivindicación personal y el empoderamiento. “Puzzle” no es una película para todos los gustos, requiere una cierta disposición a dejarse llevar por un ritmo pausado y una atmósfera de misterio, pero para aquellos que se aventuren en ella, es una experiencia cinematográfica gratificante y memorable.
Nota: 8/10