Pyos Ryzhiy (2016)

“Pyos Ryzhiy” es, sin duda, un testimonio visceral de la brutalidad de la guerra y la resiliencia del espíritu humano, aunque su ejecución, si bien sólida, no alcanza la grandilocuencia que algunos podrían esperar de una película con tal temática. La producción rusa, dirigida por Dmitri Gutik y estrenada recientemente, sumerge al espectador en la desolación de la estepa rusa en pleno invierno de 1941, durante las primeras fases de la Operación Barbarroja. La película no rehuye la violencia gráfica ni la deshumanización que la guerra inevitablemente conlleva, pero lo hace con una dignidad y un respeto por las víctimas que, a pesar de ciertas exposiciones directas, se agradece profundamente.

La dirección de Gutik se caracteriza por un realismo crudo y una economía visual. La fotografía de Sergey Avksentiev, con sus tonos grises y ocres, evoca de inmediato la atmósfera sombría y el frío implacable del frente de batalla. La película evita el melodrama barato y se concentra en los detalles cotidianos de la vida de los soldados: el hambre, el miedo, la búsqueda de refugio y la necesidad desesperada de mantener la esperanza. La utilización del sonido es particularmente efectiva; el rugido de los tanques, el estallido de las bombas y los gritos de los heridos se filtran en la mente del espectador, generando una experiencia auditiva impactante.

El núcleo de la historia reside en la relación entre Vyacheslav, interpretado con una vulnerabilidad conmovedora por Mikhail Zhigalov, y Rojo, su leal perro. Esta conexión, que trasciende la simple lealtad canina, se convierte en un símbolo de la humanidad en medio del caos y la muerte. La química entre Zhigalov y el can es genuina, y la evolución de su vínculo a lo largo de la película es uno de los puntos fuertes de la narrativa. Las actuaciones de Oksana Skoropad como la enfermera Sofiya y Nikolai Dobrynin como el teniente Volkov, añaden profundidad al reparto, aunque sus papeles, en general, se ven eclipsados por la centralidad de la historia de Vyacheslav y Rojo.

El guion, aunque sólido, a veces incurre en cierta didáctica que resta naturalidad a la trama. Algunas exposiciones sobre la situación política y militar de la época se sienten un poco forzadas, y la resolución de la batalla final podría haber sido más orgánica y menos previsible. Sin embargo, estas pequeñas deficiencias no impiden que la película sea una experiencia cinematográfica cautivadora y reflexiva. “Pyos Ryzhiy” es, en definitiva, un tributo a aquellos que lucharon y murieron en la defensa de su patria, un recordatorio de la importancia del coraje, la camaradería y la capacidad de aferrarse a la esperanza incluso en los momentos más oscuros. Es un trabajo que honra la memoria de un pasado doloroso, pero sin glorificar la guerra.

Nota: 7/10