¡Qué guapa soy! (2018)

“¡Qué guapa soy!” es una comedia romántica con un giro peculiar y, en ocasiones, un encanto inesperado. La película, dirigida por Sebastián Free, no pretende ser una exploración profunda sobre la autoestima, sino más bien una divertida y a veces absurda mirada a la autoconfianza artificial y sus consecuencias. La premisa, de una mujer que se despierta convencida de ser la mujer más bella del mundo, podría sonar cliché, pero la forma en que se ejecuta –con un humor sutil y una protagonista tremendamente entrañable– la convierte en una experiencia cinematográfica fresca y, a su manera, original.

La interpretación de Greta Govantes como Clara, la protagonista, es el corazón de la película. Govantes ofrece una actuación absolutamente convincente, transmitiendo con maestría la confusión, la euforia y finalmente, la desilusión de Clara ante su nueva realidad. Su Clara no es una mujer superficial, sino alguien que ha sufrido en silencio por la inseguridad, y su transformación, aunque basada en una ilusión, sirve como metáfora de la búsqueda de la autoconfianza que todos enfrentamos en algún momento de nuestras vidas. La directora se atreve a mostrar la vulnerabilidad de Clara, y es precisamente esa honestidad la que conecta con el espectador. La química entre Govantes y Javier Godino, quien interpreta a Daniel, el hombre que se enamora de Clara, es notable y contribuye a la naturalidad de la relación.

El guion, escrito por Free y Daniel Díaz-Pereira, mantiene un tono ligero, pero también introduce momentos de reflexión sutil sobre la presión social y la belleza idealizada que se impone en nuestra cultura. La película no se toma a sí misma demasiado en serio, y ese es, en gran medida, su punto fuerte. El ritmo es ágil, y las situaciones cómicas, aunque a veces algo forzadas, son efectivas para mantener al espectador enganchado. Sin embargo, la trama podría haberse beneficiado de una mayor profundidad en algunos de sus personajes secundarios. Aunque el elenco es competente, muchos de ellos quedan relegados a roles estereotipados.

La dirección de Free, visualmente, es limpia y moderna, con una fotografía que acentúa la belleza de las protagonistas y el ambiente cosmopolita de la ciudad. La banda sonora, aunque no particularmente memorable, se integra bien en la atmósfera general de la película. Se nota un cuidado en la producción, con una atención al detalle que mejora la experiencia visual. El uso de la luz y el color es constante y refuerza la dualidad entre la percepción externa de Clara y la realidad subyacente. En definitiva, “¡Qué guapa soy!” es una comedia ligera y entretenida que, aunque no cambia el panorama del género, ofrece una perspectiva refrescante sobre la búsqueda de la felicidad y la aceptación personal.

Nota: 7/10