¿Qué invadimos ahora? (2015)

“¿Qué invadimos ahora?” (What We Kill) de Mike Cahill es una película que te instala en una atmósfera de inquietud casi constante. No se trata de un thriller convencional con persecuciones y explosiones; más bien, es una exploración meticulosa de la paranoia, la memoria distorsionada y la fragilidad de la realidad. Moore, como director y guionista, no busca entretener, sino provocar una reflexión incómoda sobre la naturaleza de la verdad y la forma en que construimos nuestras identidades. La película se siente como un ejercicio de laboratorio conceptual, un experimento psicológico que te obliga a cuestionar todo lo que crees saber.

La dirección de Mike Cahill es brillante, aunque deliberadamente austera. El uso del color es minimalista, predominando los tonos grises y beige, lo que contribuye a la sensación de desorientación. La fotografía de Jasper Wolf es elegante y precisa, capturando los paisajes europeos con una belleza casi irreal que contrasta con la tensión emocional de la historia. Cahill no se guía por la narrativa tradicional; la película se despliega de forma no lineal, con saltos temporales y múltiples perspectivas que pueden resultar confusos, pero que a la larga se integran en una experiencia narrativa inteligente y provocadora. La idea de explorar la invasión no está en la fuerza militar, sino en la búsqueda de respuestas, la constante pregunta de “¿Qué invadimos ahora?” que nos persigue en la vida y en la memoria.

Las actuaciones son sobresalientes. John Turturro ofrece una interpretación magistral como el detective Sam, un hombre consumido por el deber y la culpa. Su presencia en pantalla es magnética, transmitiendo la carga emocional de un hombre que ha perdido todo y que lucha por aferrarse a la verdad. Rebecca Rodriguez, como Eva, aportan una sutil vulnerabilidad y una belleza melancólica. La química entre ambos actores es palpable, lo que añade una dimensión humana a una historia que a menudo se siente abstracta. La actuación de Turturro es especialmente notable, capturando la desesperación y el conflicto interno de un hombre atormentado.

El guion es, sin duda, el corazón de la película. Cahill evita las soluciones fáciles y las explicaciones definitivas. En lugar de proporcionar respuestas claras, ofrece preguntas que se quedan flotando en el aire. El diálogo es esencialmente minimalista, pero cada frase está cargada de significado. La película está construida sobre la ambigüedad, permitiendo que el espectador interprete la historia a su manera. No se trata de "resolver" la trama, sino de sumergirse en ella, de cuestionar las motivaciones de los personajes y de reflexionar sobre la naturaleza de la memoria y la percepción. La sensación de que la realidad es maleable, que nuestra memoria puede ser manipulada, es un tema recurrente y inquietante que se mantiene hasta el final.

“¿Qué invadimos ahora?” no es una película para todo el mundo. Requiere paciencia, atención y una disposición a aceptar la incertidumbre. Sin embargo, para aquellos que estén dispuestos a participar en el experimento, ofrece una experiencia cinematográfica única y memorable, una exploración profunda de la condición humana y la naturaleza de la verdad. Nota: 8/10