Quiero ser superfamosa (2004)

“Quiero ser superfamosa” (Want to be a Star) se presenta como una crónica adolescente moderna, pero, en lugar de ofrecer una observación sutil y perspicaz de la adolescencia, se entrega como un melodrama estilizado, un esfuerzo visualmente llamativo que a menudo sacrifica la profundidad narrativa en favor de la estética. La película, dirigida por Erin Walsh, se centra en Lola Cep, interpretada con una vulnerabilidad encantadora por Sky Katz, una joven que se enfrenta a la disrupción de su vida al mudarse a las afueras de Nueva York con su familia. La premisa es, en principio, intrigante: una chica de Nueva York, conocedora de la cultura pop y con aspiraciones a la fama, se ve arrastrada a un entorno más conservador y lejana de todo su mundo. Sin embargo, la película se lose fuerza al enfocarse excesivamente en la imagen y la presentación.

La dirección de Walsh es notable en la creación de una atmósfera visualmente rica. La fotografía, vibrante y saturada, se convierte en el protagonista principal. Las escenas en Nueva York, aunque breves, evocan la energía frenética de la ciudad, mientras que el paisaje desértico del área de Nueva Jersey se presenta como frío y desolador. El vestuario y la música son impecables, reflejando perfectamente la obsesión de Lola por la cultura pop y su deseo de encajar en ese mundo. Sin embargo, esta meticulosidad estética, que es atractiva al principio, termina por sentirse artificiosa y, en ocasiones, desconectada de la trama. La película parece querer presumir su estilo más que contar una historia convincente.

Sky Katz ofrece una interpretación sólida como Lola. Su capacidad para transmitir la angustia adolescente, la confusión y el anhelo de aceptación es palpable. Los secundarios, incluyendo a la ex-mejor amiga de Lola, se ven ocasionalmente comprometidos por un guion que no les brinda suficiente desarrollo. La relación entre Lola y su mejor amiga, Charlotte, se construye rápidamente y, aunque la tensión es evidente, el conflicto no se explora con la profundidad que merecía. El guion, en general, es predecible y la trama, aunque sencilla, carece de giros inesperados o momentos de verdadera emoción. Se basa en tropos del género adolescente, pero no ofrece nada nuevo o particularmente interesante.

A pesar de sus fallos, “Quiero ser superfamosa” tiene algunos momentos genuinos de ternura y conexión. La película, en su esencia, explora temas universales como la amistad, la identidad y el deseo de ser aceptado. No obstante, su excesivo énfasis en la apariencia y la puesta en escena le impide alcanzar su máximo potencial. La película se siente como una fotografía preciosa, pero carente de alma. Es un intento de capturar la vibrante energía de la adolescencia, pero lo logra con una distancia que resulta desconcertante.

Nota: 6/10